miércoles, 8 de octubre de 2008

Cambio de modelo

El comunismo, muerto del todo. El capitalismo empieza a no tener buen color. Los líderes de las cosas en general, los pensativos y los que hacen los mandamientos dicen que a lo mejor es que estamos ante un cambio de modelo, que esto ya no sirve, que lo otro tampoco y que ya veremos si llegamos a San Juan.

¿Qué podemos hacer? Vivíamos de puta madre, pero en realidad todo era una trola, un sueño, una quimera y una virtualidad maligna. Nunca nos fuimos de vacaciones, ni nos compramos el Alfa Romero de color merengue roto. Jamás nos metimos paella ninguna en Los Porretas este verano, y lo del Airis y la Maritornes y la Encarni haciéndose un duplex binario, no fue sino un engaño de los sentidos.

Todo más mentira que la leche. Nos han engañado a todos. Es que ni siquiera los ricos ganaban miles, no era más que pura pose, que no tenian ni para comprarse una mierda. Nunca se hicieron pisos inmobiliarios, ni marinas de oro ni conceptos vacacionales para usted y su familia. El Pocero era un actor, un tipo al que habrían sacado de algún casting y que el tio fíjate lo famoso que se hizo no vendiendo pisos con vistas al secarral.

Los bancos tenían pasta pero no la tenían, los constructores fueron presidentes del Betis o del Madril del Furgol, pero eran unos simples paletas y nadie se fijo en el detalle. Si no llevaban suelto ni para el chinchón, que dicen que hasta eso te lo cobran cuando vas al palco.

Fue todo una mentira guarra y puta. Los ricos nunca fueron ricos. Los pobres sí que lo serían pero como que no cuentan, pues vale. Los de en medio hemos cobrado sueldos que no existían, nos hemos cogido días de asuntos propios que daba igual porque a nadie le importábamos una plasta. Se hicieron prestamos sin tener un puto duro en la caja, se compraron bonos y obligaciones y futuros de fondos y bienes y vales de simplemente un armarito que lo abres y no hay nada dentro. Bueno, sí, un par de arañas asfixiadas que a ver quién te las compra.

Cambiemos el modelo. Hagamos algo real. Usemos dinero de verdad, caguemos caca de verdad y follemos de verdad y echemos risas que te descojonas vivo y comamos paellas de grano largo y licor de hierbas con vasito congelado, todo al contado y de un solo trago, que total para tres días de mierda que vamos a vivir. Hagamos casas de verdad, con paredes de verdad, a lo mejor resulta que aún nos acordamos de cómo se hacen. Dejémonos de una puta vez de gestionar la demanda y las expectativas y el alcance de las putas cosas.

Y caguémonos en todo, joder.


Pd. Horas después de escribir esta entrada, me entero de la primera buena noticia. La Iglesia, como siempre liderando las almas y las conciencias, ha modificado en las últimas semanas su política de gestión de inversiones, apostado decididamente por el oro, en lugar de ese dinero que en palabras de su hechicero jefe, “desaparece, no es nada”. Para que luego les llamemos antiguos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Amén


Enhorabuena por el blog y por el Samovar.