viernes, 29 de agosto de 2008

Yo creo que...


Poco más que decir.







Yo de ustedes..., en fin, para qué esforzame.

jueves, 28 de agosto de 2008

Historia de lo Mío - 12



Alcocer me busca; Moreno, la nueva, también. Y su novio el Fernández-Agrio al que parece que dejé a deber unas hostias. Urbasón, el pelotari, tendrá necesidad de saber dónde estoy, siempre la tiene. Y mi gafapasta –que es el suyo- lleva dos días sin verme por la oficina. No puedo quejarme, soy un tipo querido.

Es cuestión de poner un poco de orden. Cada uno en su momento. Los que menos me interesa ver, por el momento, son a Moreno, su novio y Alcocer. Como no están por la oficina, no hay problema. Si acaso un poco de cuidado al salir o entrar del edificio. Por otro lado, y echando cuentas, aún me quedaría un día de ausencia –caso de haber pillado una gripe- sin obligación de llevar la baja. Es que si se me ocurre además pasar por el Centro de Salud, el médico me cruje. ¿No dicen que van a poner ahora un sw buenísimo que además de detectarte el virus, averigua si eres absentista profesional? Si voy yo para allá, le doy la vuelta al marcador.

Todo muy bien, pero aún me queda un día antes de que gafapasta se ponga a dar por culo. Y tendría que aprovecharlo bien. Tengo a Flores literalmente cogido por los huevos (sería más exacto afirmar que con un tenedor hábilmente apoyado ahí), así que ¿por qué no terminar de aprovecharme?

- ¿Qué te dijo?
- Nada, eso. Que dónde estabas.
- ¿Nada más?
- No, de verdad. ¡Joder!

El ¡Joder! era cosa mía. Quiero decir que estaba yo apretando con gusto y se conoce que Flores ya daba para poco más.

- No me has contestado.
- ¿A qué? ¿Pero qué demonios quieres, Hombre Topo?
- Quiero que me digas exactamente qué te dijo Alcocer cuándo preguntó por mi. Mira que no es difícil, macho… Te voy a acabar dejando inútil…

Flores levantó una mano en señal de pedir algo: aire para respirar, que yo dejara de pincharle con el tenedor…

- ¡Para, por favor! Te juro que te lo cuento todo…
- No te creo, empieza y ya veremos si me convences…
- Llegó muy pronto. Yo soy el primero en llegar. A eso de las siete o siete y diez como mucho. Nunca hay nadie antes de que llegue yo.
- Pero esta mañana… -lo dije mientras aflojaba, sólo para motivarle un poco; dejé la mano cerca, que le sirviera para pensar.
- Había alguien en su despacho… me extrañó. Una sombra… Como llevaba tanto tiempo de baja… -Flores hablaba con suspiros largos y profundos.
- ¿Y?
- Alcocer… estaba… allí
- Mira tú por dónde.
- Al verme, salió de su despacho. Me saludó en plan simpático. No es que nos llevemos muy bien, pero llevaba tantos días fuera… Nos dimos la mano, le pregunté qué tal estaba… me dijo que mejor, pero que aún seguía de baja, que sólo se había acercado a por unos papeles, que no le dijera a nadie que le había visto… no por nada, sólo para que no le empezaran a llamar al móvil…
- Pobrecillo. Hasta casi me da pena.
- Entonces me preguntó por ti. Por cierto, ¿no habrás visto últimamente al Hombre Topo?, me dijo. ¿Y por qué iba yo a verle si trabaja cinco plantas más arriba y nunca viene por aquí? No, es que me dijo mi secretaria que me estaba buscando…
- ¿Ah, sí? ¿Le dijo su secretaria?
- Eso es… Que te dijera que ya se pondría él en contacto contigo.
- ¿Algo más?
- No, sólo eso. Que ya se pondría en contacto contigo.
- Bien, muy bien. Creo que ya lo he entendido.

Dejo a Flores. Salgo del bar. No me da tiempo a verla venir. ¿Qué dirá la gente? Nada. Bastante tienen con lo suyo. ¿A razón de qué se van a meter en donde no les llama? ¿Que un par de tipos le dan una hostia a otro que sale de un bar y lo meten en un coche? ¡Como si eso le importara a nadie.

En cuanto a mi, yo diría que Alcocer ya se ha debido poner en contacto conmigo. Al menos, esto de ahora tiene toda la pinta.



No sé cómo soy tan capullo.

martes, 26 de agosto de 2008

El horror


Ayer cortaron el agua en casa, están de obras en el primero segunda y no sé qué coño han hecho. Mínimo hasta el fin de semana. Y después, tampoco es que haya garantías. La puerta del metro está cerrada. Ahora tengo que salir al otro lado de la calle. En el kiosco aún siguen de vacaciones. El del bar está de reforma, dice que quiere darle más sitio al salón quitándoselo a la barra. El segurata de la puerta es nuevo y me dice que tengo que llevar la identificación a la vista. La de recepción se ha cambiado el look. Ahora es una emo y dice que sólo hablará con monosílabos. Están revisando los ascensores. Sólo funciona el montacargas. En mi planta están cambiando el cableado. Se han llevado las mesas al otro lado, donde la impresora de colores que está siempre pitando porque no tiene cartuchos. Con el trajín, alguien se cargó las persianas y el sol nos da en la jeta desde el amanecer hasta las quince treinta y siete. Me han robado mi silla, al final la encuentro cinco plantas más abajo. La tía que se la ha quedado protesta al principio, pero no es capaz de explicar que mi nombre esté escrito con tippex blanco ocupando todo el respaldo. Abro el correo y mi jefe dice que están revisando las bases de datos, que me ponga en contacto con sistemas para que me envíen un listado de medio millón de registros, que hay que punteárselo todo antes del día uno.

Perfect, genuine, complete, crystalline, pure

miércoles, 20 de agosto de 2008

Pues qué bien (inspirado en hechos ciertos y verdaderos)

Llego a casa.
Con muy mala hostia.
Lo primero, enciendo la tele a ver qué se cuentan.
Antes de abrir las maletas ni de subir la persiana.
Anuncios de coleccionables y fascículos.
Una maqueta auténtica del célebre acorazado Bismarck.
138 entregas semanales.
Me quedo pensando.
Dos años y ocho meses.
Pieza a pieza.
Ya se me va pasando.
Todo permanece como lo dejé.