jueves, 29 de enero de 2009

¡Hoy tenemos Formación!





Pues sí, como las granizadas en el verano y los niños en las escuelas, nosotros, los oficinistas también nos formamos. Y además lo hacemos continuamente, que dicen los de Personal que eso nos convierte en el principal activo de la empresa. Yo soy más de pasivo, quiero decir, de quedarme tumbado y que la Maritornes salte y ruja y cabalgue las olas, pero en la oficina, activo como no hay ninguno.

Después del ERE, ya se sabe, muy bien al principio porque hay más sitio en el garage y ya puedes pillar una plaza de las buenas, pero como no tengo coche, pues me da igual. Aunque no, no me da igual, porque también somos menos pero hay el mismo curro, así que además de todo lo que no hago porque no me sale de ahí mismo donde me están mirando ustedes, pues me toca aprender un montón de cosas nuevas que hacían unos que ya no están entre nosotros, ya me entienden por dónde va la historia.

Los que ya no están entre nosotros, que los echaron en la calle porque no se los podía tener más, que ya se sabe que cobraban mucho y hacían nada, resulta ahora que no, que no es verdad que no hicieran nada, que es que no paraban quietos: hacían los resúmenes y los seguimientos y los reportes, cargaban, imputaban y además -yo nunca lo ví-, gestionaban, actualizaban, remitían, calculaban y diseñaban. Hojas de cálculo, data marts, la aplicación de gestión y la de inmovilizado y también el mantenimiento de las passwords de las personas. Te cagas.

¿Lo vamos ya entendiendo? Sí, me ha caído todo eso y más. A mí y a once más, que tenemos un rebote de la hostia romana. Ya me dirán. No acabamos de ver pasar la cuchilla a centímetros del cuello troncal, y estamos otra vez mirando a la pradera conquense. Que no le dejan a uno reponerse, carajo.

Y encima, nos la da el plasta de Martín-Arcadas, uno que es un pelota y huele como a pis rancio todo el tiempo, y si te toca con él en el ascensor no te deja de dar la plasta y mejor te bajas en la tercera que seguir viaje con él hasta la quince, que ahí se baja él y tú también.

…………………………………

Ya he vuelto. Quince minutos de curso. Les cuento. Empieza ése que ya les he dicho quién es y que encima huele a eso. Primera dispositiva. Nada. Silencio. Segunda. También. Tercera. Melindres, Almudena de las, que ya no puede esperarse más, va y le suelta:

­ Oyes, gilipollas… Si a mí no me importa hacer eso que dices, pero a mí que me lo den por escrito. El Jefe de Personal. Ah, y de paso, que me diga a quién quiere que le pase la elaboración de los Informes Mensuales de Gestión Frenética, porque está claro que una cosa y la otra no van a poder ser. No lo digo por mí, es que es imposible de sacar una cosa y la otra a la vez. Que las Bases de Datos están corruptibles, que ya te lo hemos dicho ni sé la de veces….

El que se llama Martín-Arcadas trata de contestar. Trata. Pero no lo consigue. Porque es entonces cuando la hermosa voz de barítono epiléptico de José Antonio López de sus Cosas entra en acción:

­ ¿Pero quieres contestar a lo que se te ha preguntado? Que es bien sencillo, que sois muy listos. Distribuís el muerto, así como os sale del bendito árbol, y luego mira tú lo que pasa. ¿O es que quieres que te recuerde que es imposible que gestione los contratos de la administración autonómica a la vez que me dedico a perseguir impagos de franquiciados? Que ya lo hemos intentado veinte veces y veinte veces, lo hemos tenido que dejar…. ¿Y a eso no contestas? Te exijo una respuesta inmediata….

López de Sus Cosas, hay que decirlo, ha sido un poco injusto. Martín-Arcadas sí que estaba tratando de contestar a lo que le había preguntado Melindres, Almudena de las. Pero ahora tenía dos preguntas, ¿por cuál decidirse? Sí, el tío había sido muy injusto, pero ¿y lo que nos estábamos riendo?

La cosa fue a más a uno de los que estábamos le empezó a sonar el móvil con lo de que no estaba muerto, que estaba de parranda, y ya fue el descojone, porque claro, nos fuimos todos a por el tío, para que nos pasara la melodía, que la vamos a poner todos en nuestros móviles. Y como había cafés y pastas, se abrió la veda y nos pusimos bien de todo, porque encima yo llevaba mi petaca de guardia y esas cosas de la formación molan que te pasas.

En eso que uno que se dio la vuelta se dio cuenta de que Martín-Arcadas ya no estaba. Había cogido la puerta y se había largado. Dicen que ha pedido traslado a la planta tercera, pero yo no me fío. Eso lo hace para bajarse a la vez que yo en el ascensor.


martes, 27 de enero de 2009

Primeros días con Paroxetina

Fin de Semana. Menudo ventarrón. Paroxetina anda como revuelta. Dice que nunca había visto un sitio con tanto airazo como mi barrio. Yo creo que exagera, que son cosas de parecer lo que no es. Es mujer fuerte y de carácter, con mucho mundo encima, y aunque no quiera, se le nota a la distancia.

Tiene siempre opinión para todo. De lo que sea que se hable, ella sabe y dice y cree que las cosas están así. A veces me gusta, pero a veces también me canso mucho de ella. No hace más que insistirme en que esté tranquilo y no me altere por las crisis, ni por todos esos que les ha dado por morirse a mi alrededor, ni por los gafapastas y sus manías de joder todo lo que se mueve. Ella sabe lo que me conviene y chitón, ya les dije lo que había.

Pero con esto del viento…, no sé. Como que se me viene abajo. Se hace una bola como de pelo de manta vieja, se encoge y dice “yo con esto no puedo, nunca vi algo como esto”. Y fuera, por la ventana, veo cómo vuela una partida de brisca de cuatro viejos por encima de los árboles del parque. La fuerza de las cosas, se entiende, claro.

Yo creo que es mentira, que Paroxetina quiere parecer débil y pequeña; que pone sus morritos lilliangish y debe pensar: “éste pronto bajará la guardia”. Se siente ganadora, ahí metida en su acurrucamiento. Está segura de haber ganado.

Claro que aún no sabe que me estoy saltando pastillas.






domingo, 25 de enero de 2009

No, si a mí que sea negro no me preocupa

Mucho peor es que venga de donde viene.



Come on, baby don't you want to go

Come on, baby don't you want to go

To the same old place, sweet home Chicago

domingo, 18 de enero de 2009

Alguien nuevo en mi vida

El miedo me tiene paralizado. Ha entrado alguien en mi vida. Desde hace un par de tardes. Dice que se encargará de mí, que ventilará y me quitará los tufos. Claro que cualquiera se fía. Ya se sabe cómo empiezan estas cosas: te lo prometen todo. Lo que haga falta por ti. No habrá noches ni días. Todo por ti, vida de mi vida.

Muy clásico, ¿pero qué puede esperarse a estas alturas de la vida? Si estamos todos ya como pasas. Pues te agarras a lo que haya menester. Promesas de fidelidad eterna, exaltación de los sentidos, frases entrecortadas… Yo te daré, yo te quitaré, conmigo jamás y conmigo siempre… lo que haga falta por no dejar de estar sólo en el hoyo.

¿O es que acaso a ustedes no les pasa lo mismo? ¿A quién tratan de engañar? ¿A mí? Tómense algo, métanse en el baño y dense un par de pasadas al manubrio, pero dejen de jugar a las personas centradas y perfectas, que entonces éste no es su blog.

Y a todo esto, ¿quién me puede decir que esto llegue a durar mucho más de un par de semanas? ¿Debo creer en ella? Han sido tantas las decepciones… Ni recuerdo ya las veces que me he dejado llevar por la ilusión, para acabar como siempre: un desierto por frente, y mucho hielo en la espalda.

Lo que es por mí, ya me habrían tenido que ir a buscar al Airis. Pero la Encarnación me ha puesto la proa. Esta vez va en serio, dice. Un ultimado en toda regla. Mejor te curras esta relación. Entonces sí, podremos ser amigos. Lo que tú quieras podremos ser. Pero que quede bien clarito. A tu novia ni me la faltas. Nada de fallos ni renuncios. Dedícate a ella, quiérela. Parece buena chica. Su fama, desde luego la precede. Ni se te ocurra venir por aquí a llorarme tus penas. Éste ha dejado de ser tu sitio.

Vale. Si eso es lo que quieres. Me dejo hacer.

Si al menos tuviera otro nombre… No sé, cómo que me sigue echando un poco para atrás.


Paroxetina.

Dicen que es cosa de unos meses. Y que luego te pones bueno.

viernes, 16 de enero de 2009

Mola mear.

Me pusieron una churri de ésas. Ya les conté que tengo el récord de mi planta de romper ladrillos. La putada es uno de la séptima, de Desarrollo Corporativo creo que se llama la cosa, que me gana en el campeonato del edificio. Claro, él juega con ventaja, tiene veinte años y sabe cómo funcionan estas cosas. A cambio, se le ve aún como poco desarrollado en general. No sé si me ven: que se le caen los mocos y le cuentas cualquier trola y se la come enterita. Pero tiene dos master y un posdoc, que creo que es lo mismo pero hablando en raro y con tarjetitas pegadas en las paredes (me lo han contado, que yo no lo he visto).

Pero no era del muchacho los mocos que yo quería hablarles hoy mismo, sino de mi churri, ésa que llevo en la mano, que no sólo te saca del coñazo de una reunión de departamento con lo de los ladrillos, sino que te lees los correos y hasta te puede llamar la hermana por la tarde a ver cómo has pasado el día y si hiciste ya de vientre. Bueno, de eso de mi hermana y el vientre tampoco quería hablar. Lo he puesto de ejemplo, para ayudarles en la disquisición misma.

La churri, qué invento. Lo tiene todo. Carmelo, uno de informática que dentro de nada se va a prejubilar –eso le llevan diciendo desde hace cinco años- me ha cargado unos juegos que son ya lo más de lo más. Que se queda uno enganchado a lo tonto.

Ayer mismo, en el meo. Me la saco –la churri, la otra ya andaba un rato al aire libre, que yo soy de miccionismos largos y profusos-, me pongo con los Invasores del Espacio, y oyes, que es un vicio. Que aquí llevo desde entonces.

Lo malo son los zapatos de Vergara, uno de Legal que tiene un hijo anti-sistema. Con los escorzo que hay que hacer para que no le invadan a uno, a ver cómo quiere que controle el chorro. Que tengo que tener las manos en lo importante, caramba. Ya le he dicho que esos goterones con betún no salen. Que ya puede irse buscando unos nuevos.

Claro que si se cree que voy yo a pagarle el accidente urinario, va listo. En todo caso, que le pida responsabilidades a los invasores del espacio, que yo todo lo más, estaba defendiendo la Tierra de los mismos cuales.




martes, 13 de enero de 2009

Dios, los autobuses y los buenos judíos del Sabbath

Pues que en esto que vengo volviendo a la vida, como Nosferatu, ese no hombre al que tanto admiramos en mi departamento, cuando me encuentro los autobuses llenos de que si Dios existe o si Dios no existe. Lo cual es interesante. Va uno en el diecisiete, por pongamos el caso, así como en sus cosas, y de repente, zás patapás, que Dios no existe y que qué de puta madre. Ah, vale. Si lo dice la publicidad, yo por mí, qué quiere que le diga, pues eso, que no existe y todos tan a lo suyo.

Trasbordo y me empujo a empujones en el cincuenta y uno, que es el que mejor me deja, no sólo por el sitio, sino porque no huele tan a fritanga como los otros que cojo. Y ahora van y me ponen un anuncio con que Dios existe. Que sí, que existe, que no te pongas pesado y que esto es lo que hay aquí y en donde las siete voces.

Dios no existe en el diecisiete, pero vuelve a la existencia en el cincuenta y uno. ¿Eh que molan los autobuses del tinglado en el que me desarrollo como persona? Otra cosa sí, lo que nos pidan, pero autobuses con opiniones firmes, de eso en mi pueblo no tenemos.

En esas me ando como siempre, cuando, mirándole por cima de la caspita las hombreras, veo que en el periódico del tipo al lado mi cuerpo, viene una cosa muy liada con fotos y gritos y explosiones y todas esas cosas que yo ya me entiendo.

Leo. Y pienso.

Asunto concluido. No hay que darles más vueltas.

¿Pueblo más religioso que hay? Los judíos sionistas con su cosa de los tirabuzones y las mantas zamoranas y los movimientos de adelante y atrás y vuelta a lo mismo. Que si Yavés cómo está todo, que si mínimo diez mil años de pueblo elegido, y que a ver quién lo supera. Y ese Sabbath… ¿qué decir de ese Sabbath, consagrado a Dios, propiedad de Dios, que nadie puede hacer nada, que es el día para pensar en Dios y que Dios diga o se ponga como a Él en su totalidad total buenamente le salga?

¿Y qué podría haber más menos agradable que ponerse a joderle a Dios en su día propio tirándose unos misiles, pero a mogollón? Pues como somos el pueblo elegido y tenemos más tradición y más relación y más de lo nuestro que nadie, Sabbath con misiles y adiós muy buenas y todo el mundo en fila india.

Ni Dios ni no Dios, aquí a hostias por si acaso. Y el Sabbath, vale, pero sin mariconadas, que uno es religiosísimo pero hasta que se le pone en sus santas albóndigas, a ver si luego vamos a quedar como lo que no somos. O para que nos entendamos: que dice el pueblo elegido por Dios que más o menos le da lo mismo que lo mismo le da que Dios viva en Trijueque o que no pase de una mera excrecencia socio-cultural de pueblos poco avanzados. Y que si es por ellos, que el enemigo muerto mola mucho más que vivo.


Pero mucho más. Dónde va a parar.

lunes, 12 de enero de 2009

¡Aggg!


¡El retorno!

¡El nuevo año!

¡Los compañeros! ¡Sus sonrisas, sus maravillosas sonrisas mientras te aprietan la mano! ¡Feliz Año! ¡Qué bueno veros a todos de nuevo!

¡Aggg!

Resulta que era todo mentira, el exceso de peladillas y espumoso.