miércoles, 27 de febrero de 2008

En mi opinión, no todo se reduce a la penetración.

Depende mucho de las condiciones ambientales...







lo estable de la relación





el grado de intimidad...










en fin, lo que vaya pidiendo...

lunes, 25 de febrero de 2008

Post para los muy poco a favor del lunes.

Muchas son las cartas de admiradores de este foro preguntándome cuál es mi receta para sobrevivir al lunes.



En realidad.


Ese es el error.



Tratar de sobrevivir.



No lo intenten.



Dejen que les pase por encima.



Que sea doloroso. Y. Largo. Lo más.Largo y. Doloroso.

Posible.







Bueno, eso si quieren saber mi opinión.

jueves, 21 de febrero de 2008

Grandes Personajes del Momento de Ahora Mismo. Hoy: Ould Baballah



Túnez es un país de puta madre. Bueno, siempre que seas turista turoperativo o familia del presidente, que es como le llaman allí al encargado. O ya puestos, el presidente mismo. Que si eres de ésos, no lo niego, qué playas, qué palmeras y qué pastelillos de miel sobre hojuelas. Bueno, y las ruinas de los cartagenésicos, que qué ruinas de cartagenésicos, que metes la cabeza por una agujero y haces fú y suena de la hostia. Y el shopping por la menina, que se encuentra de todo lo que allí saben hacer. Yo me llevé un escorpión disecado. Lo tengo puesto en la ofi y no veas el susto que da.

Pero si no eres de esos, te debes comer una mierda. Pinchada en un palo, que se ve que les gusta mucho eso. Se lo digo porque una vez la empresa nos llevó de viaje al Tunning ése. Una cosa de un premio que, los cojones, ya me lo podían haber dado en magnético, pero no, al Tunilín en plan precio de grupo y compartiendo habitación con Fernando Alonso, uno que se llama igual que el chofer ese tan famoso, pero que es de ventas y le huelen los pies igual que el Metro cuando están de obras.

Pues en ese país o nacionalismo que es, y que está de arena lo que se dice hasta por dentro del forro, lo de encargado tiene una poca de trajiná. Que lo acabas de mandar de barrer, y recién han terminado los esclavos, y va y se levanta un ventarrón de la hostia en sí mismo y ¡hala! todo el esplendor berebere lleno polvo.

Así que la gente, que ya sabemos todos que es como es, y allí pues también, pues que no hace más que quejarse y hablar mal del encargado. Luego, eso sí, pa votarle ni Dios tiene huevos de decirle que no, que sale el tío con el noventa y cinco o el noventa y siete y medio por cienes de todas los sufrascos y referendaciones que le hacen en el Tunecín, que allí son muy partidarios.

Pero es triste. Votarte te votan, no hay más cojones. Pero luego, venga de quejarse y que si esto y que si lo otro. Y tú, que te dejas los lomos para que salga todo fenomenal –como en la boda de unos primos que tengo en Albacete que quemamos la iglesia y todavía se ríen en el pueblo de lo que lo pasaron-, y que te preocupas de salir toditos los días en el periódico: que si inauguras un colegio en medio de todo el puto desierto, que si recibes a una comisión de grupos de danzantes centrífugos,... que es todo muy cansado, vamos.

Y la cosa no es de ahora, no, que el encargado del Tuntún lleva mínimo veinte años encima de todo lo que se mueve, y que la gente eso no lo tiene en cuenta, y que es muy fácil de criticar, pero más triste es de robar.

Pero lo del Personaje Máximo de Hoy es para mear y no echar mota. Que se llama, atención con el nombre, Hedi Ben Amor, pero todo el mundo le dice Ould Baballah. No creo que sea para hacerlo más fácil, porque ¿han probado a decir Ould con la boca llena torrezno? Pues no lo hagan. Y si lo hacen, búsquense antes un bar discreto, que no lo conozcan y no vaya a volver, vamos.

¿Y qué con el Amor?, me dirán ustedes. O no me lo dirán, que a mí eso ya ven, porque se lo voy a contar igual, y se pongan como se pongan. Pues que el tío es humorista y estando como están las cosas y en un sitio como Tunante, ¿a quién conio se le puede barruntar idea más gilipolla que imitar al encargado, digo, al señor presidente, en plan espectáculo y risas y así?

Pues caerle hostias le han caido ya a puñados, que no sabe ni por donde le vienen ya. Que hace un año le dio por echarse unas risas, y tres días a base de hostias, que el encargado debía estar en plan “que por ser la primera vez, no nos vamos a esforzar”.

Pues así estamos, que al muchacho, ya recuperado de la primera se conoce, ¿qué creen ustedes que se le ocurre? Repetir. ¡Hala! ¡Para qué las prisas! Sí, vale que era una fiesta privada y en un chalet enlutado y todo lo que quieras, Zulema mía, pero que un poco más de vista y de pensarlo y de no andar jugando con las cosas, ya podía haber tenido. Bueno, vale, que un fallo lo tiene cualquiera. Grave es que uno no sepa las reglas básicas, vamos a no hacernos daño y todo eso, pero ya de lo malo lo peor es que encima insistas, majete. Que te van a caer las que no han escrito, que ahora ya no te quitan la mano de encima.

Le ha caído un año dentro la lata, como diría el que asó las croquetas de camello, y encima pagando, que allí el encargado es muy mirado para eso, que te meten en el chisporro y encima te cobran la estancia. Y a la salida, le va a tocar barrerse todo el puto desierto de los cojones. Que para qué las prisas, digo yo.

Bueno, pues eso. Por méritos propios y porque además se lo merece, Ould Baballah, o sea, el Chico del Amor que se las lleva todas, al pedestal de las Grandes Figuras del Momento de Ahora Mismo.

Y me voy a echarme un cuscús, pero de los de aquí de mi pueblo, con su chorizo y su morcilla, que para eso les ganamos la Reconquista.





Ese presidente que
llega una noche
mamao a su casa.....

miércoles, 20 de febrero de 2008

Historia de lo Mío - 7




Tarda lo suyo en abrir. ¿Estará escondiendo a su amiguito Fernández-Agrio en el armario? Yo bien que he venido a toda hostia. No voy a ponérselo fácil, no…

- Buenass…

La mirada que le dedica a las cucarachas es más afectuosa que la que me echa a mi.

- Anda, pasa.

La casa huele a cerrado. A humedad y cerrado. Es uno de esos pisos antiguos con parqué de más de quinientos años que no necesita que nadie lo pise para montar un estruendo.

Un pasillo largo y oscuro en forma de letra L, puertas a los lados, a través de una rendija veo una gran sala con muebles tapados con sábanas. Unas risas de sitio para vivir solo.

Llegamos a lo que podría haber sido un dormitorio, sólo que lo han acondicionado como sala de estar. Tiene todo lo que se espera de una sala de estar: televisión con antenas de cuernitos, mesa camilla con un paño encima más rozado que las tetas de las tías del Airis, un sofá cama con los hierros salidos y una gran foto en blanco y negro de los abuelos de alguien en la pared. El papel pintado es de cuando Alfredo Landa dictaba la moda, veo que hay varios sitios en los que falta y lo han tratado de camuflar con pintura del mismo color. Lo que se dice un cuadro.

Hay dos sillas con tres patas apoyadas en la pared, no sirven pero ayudan a llenar el cuadro, me imagino.

Moreno, la nueva, metida en una bata vieja de hombre, de esas con cuadraditos escoceses y manchas de filete, probablemente una de esas cosas que las familias se van pasando de generación en generación. Tiene la cara roja, lo que no es novedad, siempre la tiene, siempre está moqueando y medio gimiendo, podría estar tan acatarrada como yo.

- A ver esas facturas –me dice mientras pone su culo gordo en la única silla que parece sana.
- Y yo, ¿dónde me siento? –pregunto.
- No te vas a quedar mucho. Así que pásame las facturas y el listado de códigos y vete apuntando.
- Ya, pero yo también quiero sentarme.

Su cara empieza a recordarme las raciones de callos del bar abajo mi casa. Grasienta, sucia, desagradable. No hay nada que pueda excitarme más. Se levanta con mucha desgana. Creo que está deseando que me marche. Y yo que sólo pienso en llevármela al sofá cama, lo vamos a tener difícil para entendernos.

Desaparece, me imagino que en busca de un asiento. La oigo trastear en lo que parece una cocina. Cuando regresa trae un taburete algo infame, como de niño tísico de cuando antes de la guerra. Lo siento por ello, yo ya llevo en su silla desde que saliera. Por su expresión, estoy varios peldaños por debajo de las cucarachas. Mejor, no voy a ponerle las cosas fáciles.

Se sienta en el taburete.

- Bueno, cuanto antes lo hagamos, antes te marcharás. A ver las facturas.

Le saco la foto de Alcocer en el suelo, garganta abierta de par en par, charco de sangre que se expande desde la camisa hasta el suelo del garage.

- No, si eso ya lo tengo todo controlado. En realidad quería enseñarte esta fotillo de nada.

martes, 19 de febrero de 2008

Llevo unos días como raro


La boca seca, dolor de articulaciones...


Ganas de trabajar.



He pedido ya hora con el especialista.

jueves, 14 de febrero de 2008

El Padre Abraham contra los camareros de colores.


"Aquellos camareros maravillosos que teníamos, que le pedíamos uno cortado, un nosequé, mi tostada con crema, la mía con manteca colorada, cerdo, y a mí una de boquerones en vinagre y venían y te lo traían rápidamente y con una enorme eficacia"


La actualidad es como un lapo desde la planta quince: que corre que se las pela. Y asina de corrido han pasado ya tantas cuestiones que creo yo que no se han analizado ustedes bien este declarativo. Y como aquí estoy yo, con mi nueva personalidad –lo del túnel, ya habrán oido- y el jodido esquema cambiado, pues creo que se las voy a explicar porque hoy me sale de ahí. Sí, justo donde me está usté mirando, señorita.

Iré rapidito. Y sin repetir las cosas, que ya me han explicado que en escrito no hace falta, que van ustedes y se lo leen otra vez. O si no, se joden.

Primero, lo de llamar cerdo al camarero, es de tenerlos muy grandes. Porque se lo llama antes de que le traiga la comanda –palabra técnica que viene a ser lo mismo que está usted pensando. El tío, o es un inconsciente o es un artista. O familia del camarero, que también, pero no parece. Vean sino: mañana, cuando lo del café, van y le dicen al Puma –o como le llamen al de su bareto-: “oyes, hijoeputa, a ver esos cafés”. A ver. A ver dónde se va a meter usted los cafés.

Segundo, analicemos lo que se piden aquí los amigos del Padre Abraham. Un cortado. Oído cocina. ¿Una tostada con crema? ¿Un nosequé? Para cuando el tipo consiga procesar lo de la manteca colorada –enorme manjar de la época del Imperio Medio-, andará ya en Marinador con el Inserso. Ahora, que el gilipolla se hubiera merecido una respuesta tipo “puta pena, que el último nosequé se lo acaban de llevar a ese señor del fondo”.

Último y más importante. La cosa va de cafés y tostadas –todo lo más un nosequé para el gracioso del grupo-, ¿no? Pues ya me dirán quién, a las diez de la mañana, se pide una de boquerones en vinagre. O sea, la gente venga a mojar que si el churro que si cruasán plancha, y llega uno y se pide –y a palo seco- una de boquerones en vinagre. Ese tío, ¿tendrá novia? ¿le besarán en la boca? ¿antes del mediodía? No sé…

Lo cual me lleva a recordar a uno que había en el Marketing hacía muchos años que no sé qué le pasó de unos ataques epidurales que no podía beber alcohol y cuando íbamos de cañas y pedíamos unas cocretas o unos torreznos, él se los apretaba con batido de vainilla. Le decían Moñoño al tipo, no se lo pierdan. “Jodó, Moñoño, ¿y un zumo o una cocacola? que mira que te vamos a hostiar”. Y él, “que no, que es que el zumo me da escozores y la cocacola pone negras las cucharas de plata, a saber lo que lleva eso”. Y le fostiábamos casi todos los días, claro.

Bueno, aquí dejo el análisis. No sin antes comentar lo gracioso que me parece que toda la gente que se me venía quejando desde hace meses de lo malos que son los inmigrantes que han puesto en los bares, que no se enteran de nada, desde que hablara el Padre Abraham, no sólo no se quejan, sino que no paran de llamarle racinguista o como se diga cuando no te gustan los de otros colores.

miércoles, 13 de febrero de 2008

El regreso.


La he visto de cerca. Sí, a ésa misma. A la jodida lucecita. Ya saben, la del otro lado del túnel. Eso de cuando oyes una voz tipo Constantino Romero que dice:

- ¡Hombre Topo, ven!

que con el eco que hace ahí dentro, acojona.

Tú notas que te están llamando, pero, claro, como ya te olisqueas para qué es la cuestión, pues que llamen todo lo que quieran, que no vas a ser tú el más gilipollas del pueblo, sí, ése que le dio por asomarse al barranco.

Pero vamos, que la experiencia ya en sí, en fin, como que no eres el mismo cuando vuelves. No sé si lo pillan. Que te cambian todos los planteamientos, y ya no piensas igual, joder. ¿Cómo vas a ser el mismo capullo después del túnel y la luz y el Constantino? Si es que te cambia todo el puto esquema, todito, todo.

Ves las cosas de otro modo, con más… ¿cómo les diría?... distancia; sí, eso, con más distancia. Todo el día corriendo para acabar ahí, en el hoyo. A mí ya no me pillan, que he vuelto a nacer, y ya sé dónde están las prioridades de las personas, que estamos hechos del mismo polvo, y eso es lo que hay.

Eso sí, qué peazo gripe cojonuda. Años hacía que no pillaba las tembladeras y convulsiones que me han dado con ésta. Y una semana sin ir a currar. Que no ha habido ni que forzar, hermano.

La jartá de reír que me he echado con la nueva. Teníamos que hacer un no sé qué de mierda de revisión de los contratos caducados –mínimo día y medio puntea que te puntea.

Y se lo habrá tenido que comer todo ella. Claro, como no tiene ni puta idea de poner las prioridades ni le ha dicho nadie de que está hecha del polvo.

Pena de que se me estén acabando los viruses. Aunque no creo yo que sea bueno forzar mucho el regreso.

jueves, 7 de febrero de 2008

Apenas una pequeña cadena de oficinistas ...











... entre una y otra fotografía.







Y todos cumplieron con lo que se esperaba de ellos…






Cielo, tierra y oficinistas. Como si dijéramos

martes, 5 de febrero de 2008

Historia de lo Mío - 6




- El Hombre Topo –contesto.

Silencio. Pensar. Mal rollo.

- ¿Quién te ha dado este número? –cabreo es poco.
- Urbasón, digo Claver –creo que me he acordado tarde de la promesa que le había hecho de no decir nada; en realidad, lo he hecho por joder.
- ¡Menudo cabrón! Ya hablaré yo con él -toses
- Hombre, es que es un tema importante. Argoitia me dijo que te localizara.
- ¿Me está buscando Argoitia? –menos toses, menos prepotencia también-. Pero si ya le he dicho a Claver…

Pausa. Pensar.

- ¿Y para qué me está buscando Argoitia?
- Pues ya ves, que cierran hoy el ejercicio del mes y como no metamos las facturas del último hotel, no se las pagan…Si te parece poco.

La tía es un concurso de toser. Se debe haber apartado del teléfono, porque ahora suenan con eco.

- ¿Y no puedes resolverlo tú?
- No
- Vamos, no me jodas, Hombre Topo. Si eras el que lo hacías antes de yo llegara…
- Sí, pero no lo hacíamos igual. Tú desglosas la factura en conceptos, y yo lo que hacía era consolidarla con otras, haciendo una grande. Argoitia prefiere tu método. Dice que cuela mejor.
- Joder…

Por la pinta que tiene esto, sigue sin haber un ganador claro en el concurso de toses, han convocado otra ronda eliminatoria. A unas posecitas breves y saltarinas, suceden otras más graves, húmedas y pesadas. Me está poniendo, la jodía. Creo que debería plantearse en serio lo poner su propio espectáculo: una mezcla de esputos compulsivos y strip-tease. No sé ustedes, pero yo pagaría por ir a verlo.

- Si es que no puedo moverme…
- Pues macho, yo qué quieres que te diga…

No se lo voy a poner fácil, no señor. Que lo pida, que sea ella quien dé el puto paso adelante.

- ¿Y si lo hacemos para el mes siguiente?
- Son más de mil euracos. Si quieres, le comento a Argoitia.
- No, no... Tiene que haber algo que podamos hacer...

Me la imagino dejando un charco junto al teléfono. Esto no puede continuar, como no resuelva alguien esta situación, no vamos a poder salir.

- ¿Y no podrías?
- No.
- ¿Pero y si te lo explico?
- Tampoco.
- Joder, Hombre Topo. Entre compañeros…

Aquí te quería yo tener. Aquí.

- Se me ocurre una cosa, pero no sé si vas a querer…
- No, no. Seguro que sí. Cuenta cuenta…
- Si me acerco un momento con los formularios y las facturas a tu casa…

Es una buena chica, a pesar de todo. Recibe la hostia con entereza.

- ¿Lo ves necesario?
- Yo creo que sí. Si apareces por la oficina, seguro que te piden alguna otra cosa, y no te vas a acabar yendo. Yo puedo coger ahora mismo un taxi, y, según donde vivas, antes de un par de horas, estar de vuelta con las solicitudes hechas.

Claro que podrías estar engañándome, ¿eh, Moreno? A lo mejor no tienes gripe ni toses, y estás en tu casa porque lo que sea. No puedes dejar de pensar en Alcocer y su lindo cuello en dos. O a lo mejor no quieres que te sigan preguntando todos en la oficina por qué lloras. O porque estás apretándote al Fernández-Agrio en tu casa, con la luz encendida, en día de labor, y sin fichar…
Bueno, si me prometes ser rápido… Apunta la dirección.

lunes, 4 de febrero de 2008

Foto de familia





Con los cuñados. En la parcela...


... creo.





viernes, 1 de febrero de 2008

Diccionario Breve de Términos Empresariales Gilipollas. Hoy: el Empowerment

Directitos al punto del grano: el empochurren –o como se diga- es la manera gafapasta de llamarle al cómete tú el marrón que para eso eres un mierda de toda la puta vida. Algunos lectores querrían tal vez que matice. Pues la cosa es que no quiero hacerlo. Así están las cosas y punto en las pelotas. Que no he venido yo a este blog a perder el tiempo, bien gracias.

El eso, que me da mucha pereza decirlo, es la manera que tenían los jefes de los americanos para decirles a sus curros que mira majete, que no me cuentes tu vida, que soluciónalo tú y déjame en paz, que bastante tengo con lo mío que tengo yo.

Ni más ni menos, que la misma cosa. El chouguarren éste es cuando vas al despacho del gilipolla que manda y le dices:

- Jefe, que a resultas de que he pedido a organización los listados con el desglose de centros de coste, pero tomados éstos según se mira la organización de hace dos años, me han mandado mucho a la mierda.

Mirará tu cuerpo con cara de asombro y también de asco y también de un poco más de asombro y después te dirá que cómo eso de que entres sin llamar y entonces, tú contestarás que a lo mejor que como el otro día el Conejito Delegado dijo que despachos sin puertas y que más fluidez organizacional, que a lo mejor por eso le habían quitado la puerta al despacho hará ya cosa de dos semanas. Y el bobo los cojones mirará el hueco con cara de bobo de los cojones y otra vez tu cuerpo con el asco de antes, pero más.

- ¿Y qué quieres que yo le haga?
- Hombre, pues no sé, que como no tengamos eso, no vamos a poder sacar lo que nos han pedido para Informe Anual…
- Pues no lo sacamos.
- Sí, pero es para el Informe Anual, que ya sabe cómo se pone el director financiero con esas cosas. Bueno, y también el de personal y el de marketing… Que llevamos ya varios años poniendo el del 97 y nos dieron un toque el año pasado…
- ¡Joder, la hostia, Hombre Topo! –eso es que ha perdido la paciencia.
- De verdad que no es por molestar, que es que yo creo que una llamada al director de organización…
- ¡Me cago en tus muertos, Hombre Topo! ¿Es que no eres capaz de resolver estas cosas por ti mismo? ¿Tengo yo que estar solucionando todo lo que le pasa a este departamento? ¿Y qué pasa con el empouguardés? ¿Es que no estuviste en la charla del porronponponés?
- Pues estar, sí que estuve, pero es que creo yo que por coger un momento el teléfono… -demonio, qué bueno soy tocando los huevos.
- ¡A la mierda! ¡Vete a la puta mierda! ¡Resuélvelo tú! ¡La compañía espera de sus empleados que tengan iniciativa y capacidad de resolver los problemas por sí mismos! ¡Tú eres quien tiene el poder, no tu jefe! ¿O no escuchaste bien cuando lo contaron?

Llegados a este punto de la cosa en sí misma, debo aclarar algunas aclaraciones:

- Que no me cabreo porque mi jefe diga que se caga en mis muertos. Entre otras cosas, porque sé que es mentira. Que donde en realidad se está cagando es en los pantalones, que se acojona vivo cuando tiene que llamar a otro que encima es más jefe que él.
- Que sí, que nos dieron una charla del espogüerlés hace un par de semanas. Y que en la charla, lo que yo saqué en clarete para mis ideas, es que a partir de ese momento iban a estar muy mal vistos aquellos que fueran a llorarle al jefe con sus cositas suyas.
- Que mi jefe, lo que se dice solucionar, en su puta vida ha sido capaz de solucionar nada. Por ése es el concepto. Lo de ¿tengo yo que solucionar todo en este departamento? es porque en el fondo es gafapasta y acojonado. Y no, no es inmune a las habladurías ni a los complejos de uno mismo contra sí mismo.
- Que la verdadera razón por la que el jefe gafapasta de los cojones no quiere llamar al de organización es por no hacer ruido, por no llamar la atención y porque no se le señale en los comités de dirección. Hostia, que si quieres llegar a ser alguien en el mundo de los gafapastas, más que perfil bajo, tienes que ser una sombra en el cuarto oscuro. Menos cuando haces la pelota, claro.
- Sí que soy capaz de resolver las cosas por mí mismo. Pero mola más joderle la mañana al gafapasta. Así que he cogido las estadísticas del 97, que son las únicas que se pueden usar, y las he enviado con una nota manuscrita de mi jefe diciendo que si enviamos ésas es porque el hijo puta de director de organización se había negado en retiradas ocasiones a pasarnos los desgloses de los centros de costes según se mira la organización de la empresa por la izquierda del calendario laboral, y eso es lo que hay, y que si hay que echarle la bronca es al tal de organización, que no ayuda, ni hace el espachurrán de tener iniciativa.
- Cada día me sale mejor la letra del gafapasta. Es que de la gloria que da verlo, me voy a meter un anís ahora mismo.
- Coño