martes, 27 de abril de 2010

Mensajes. Impresiones


Error.


Las impresiones nunca se recogen.


Las impresiones tampoco se lanzan.


Las impresiones se arrojan contra las personas.



Vivimos en esos tiempos en los que se puede poner en la calle a toda una familia en menos de tres minutos, pero eso, con educación y libro de estilo.


Pero no me hagan caso, puede que no sea más que una impresión mía. No se olviden de recogerla, por cierto.

viernes, 23 de abril de 2010

Un momento antes de la misma nada. La planta que crece.

Interesante asunto este del dolor. Es como una planta, como una larga cinta de seda, instalada a lo largo del tubo digestivo. Interesante cómo se logra ser consciente de que no hay salida. En el mismo momento de notar que las cosas no van bien, en el preciso momento que se sabe. Es como una planta que crece, un tiempo infinito de pequeñas piedras, la pequeña turbulencia que mató toda tu historia …


Y después de esto, abres la puerta del Airis, y allí están todos.

lunes, 19 de abril de 2010

Un Tiempo de Heridas


En el metro. Un par de chavales, quince años cada uno. No más de quince años. Ella llora, él alarga tímidamente su brazo y roza su hombro. No me parece ningún gesto especial de consuelo, sino más bien que el muchacho no debe saber qué hacer con el brazo, en algún sitio tiene que ponerlo. Sólo consigo escucharles palabras sueltas, pero parece claro que él está rompiendo con ella. Entre Gran Vía y Tribunal, bajo la tierra misma y las tuberías de los hombres, él, quince años, le acaba de decir a ella, quince años, que eso del amor eterno, pues eso… que se baja en la siguiente. No consigo ver la cara de la chica, arrugada sobre sí misma, los cables del emepé enredados con unas trenzas de pelo coloreado. Hemos llegado, y yo también tengo que bajarme. El chico se levanta, no tienen más que decirse. Me quedaría en el vagón, pero tengo prisa. He quedado con unos de la oficina en El Rastro a ver zapatos de segunda mano y aquí trasbordo a Latina.




Qué suerte que tienes cabrona, le digo al pasar junto a ella. Me mira con cara de no entender. Las heridas, cuanto antes, mejor. Déjeme en paz, viejo de mierda, hijo de la gran puta.

Lo siento, bonita, pero me esperan unos zapatos y no tengo tiempo para darte dos hostias.
Lord I must be strong now
I don't belong now
In this world anymore
I'll say a final prayer for
Those I care for
Who've kept my company
My need is clear
I'm dying to have you near
To me Lord I don't belong now

miércoles, 14 de abril de 2010

Más o menos, un día normal.

El hecho tal vez sea importante, yo no lo sé. La gente corre en el metro. Se empujan, se esquivan, te pasa uno por la derecha, la otra por la izquierda, mientras tú caminas tranquilamente por el pasillo. Al final del mismo – o después de los cinco tramos de escaleras-, giras a la derecha y entras en el andén. Y no falla, están todos los que te han pasado con cara de cabreo, esperando el tren al que siempre le falta un minuto para entrar en la estación. No falla, están todos. Se han dejado los pulmones para no moverse del sitio. No sé si es una metáfora de algo, pero la verdad es que se lo merece.



O podría ser que estemos todos gilipollas perdidos. Sin movernos del sitio, clarostá.

viernes, 9 de abril de 2010

Hoy


Hoy no es un día muy diferente a los demás: he hecho uso de la biología nada más levantarme, y eso está bien, porque siempre es bueno empezar el resto de tu vida con la función correctamente regulada.


No, de verdad que no es un día diferente. Sólo voy a tener que recoger mis cosas, y abrir un par de puertas, aspirar levemente el aire de la calle y seguir caminando hasta el resto de lo que coño sea.


Hoy. Sí, el puto día de hoy.

lunes, 5 de abril de 2010

No Mensaje


Life in slow motion somehow it don’t feel real
Life in slow motion somehow it don’t feel real
Life in slow motion somehow it don’t feel real


Snowflakes are falling I'll catch them in my hands
Snowflakes are falling I'll catch them in my hands
Snowflakes are falling now you’re my long lost friend






Es verdad, me voy sin haberle dicho una cosa. Y ya no me acordaba de lo que duele.