miércoles, 4 de abril de 2012

Lo estamos pasando mal



Lo estamos pasando mal. Arriba es abajo y abajo es nunca. Ya se sabe que no hay futuro, y que en Alemania necesitan de gente que les cuide a sus enfermos y a sus viejos. Se llevan las fábricas y se quedan con sus viejos. Y nosotros corremos detrás de cada proyecto que es un proyecto fallido y que será pronto otro relato más en la memoria de nadie.


Lo estamos pasando como podemos. A tragos cortos, de una sola vez que son todas las veces, son siempre. Lo estamos tratando de procesar cuando llega una vez más de visita la tuneladora y esta vez tampoco trae pasteles. Lo queremos ver de un color gris cuando en realidad sí, es gris pero en un abrupto degradado a nada.


Ellos también lo pasan mal. La crisis nos afecta a todos. Descienden los subsidios a parados, pero ellos también lo pasan mal. Colocan al marido como siempre, al hemano como siempre y a siempre como siempre, pero la crisis les afecta. Lo están pasando mal. Llevan trajes y gafas de tendencia, sonríen y dicen que es la peor de las crisis.

La gente lleva cayendo de los edificios, como lluvia fina, desde hace más de cinco años. Pero lo estamos pasando mal. Sabemos de las historias de los que llevan mirando meses y meses la comida de los demás, pero estamos ante el peor de los momentos hoy.


Llevamos votándoles pero nunca es suficiente, llevamos encendiéndoles en nuestras televisiones, pero seguimos haciéndolo y nunca es el final. Nunca es el final para dejar de pasarlo mal.


En el Airis, la otra noche. Maritornes dice que ya no puede más. Que cierra. Nos miramos todos. ¿Y entonces? Entonces, iros a putas a otro sitio. A donde queráis. Pero aquí ya no porque cierro. Nos quiere echar, pero no puede. Las putas más viejas se abrazan, ¿pero entonces? No hay amnistía para los que no tienen nada que amnistiar, susurra el hombre silencioso de la debajo de la tele estropeada. A ver si nos callamos. No sé por qué lo digo. A ver si se acaba todo. A ver si no se acaba nada. No sé qué me digo. No me entiendo, no quiero entenderme. Me acerco a Maritornes y ella intuye, ella sabe. No. Esta noche, quiero estar sola. No es de follar, Mari. Es que yo también quiero estar solo. Podemos intentarlo juntos, no hace falta hablar. Solo saber que estamos cerca, en el sofá de casa, en un banco de la calle.


No sé. Lo estamos pasando mal. Pero Maritornes peor.


Mucho peor que Cospedal.