viernes, 31 de octubre de 2008

Todo es elástico


Me preguntan los miles de seguidores de este blog (María de la Encarnación, mi proveedora de cositas cochinas más recurrente, y Luisja, uno que dice que somos cuñados, pero eso es porque se casó con una que dice que es mi hermana), que qué tan difícil es eso de ser hombre y topo a la vez.

Y no es esa una cuestión que tenga que ver con la dificultad, sino con la mera supervivencia.

Hace unos días, nos comunicaban el ERE que nos están metiendo por toda la escuadra. Hasta ahí, bien. Quiero decir, que no se puede decir que en mi curro no estemos a la moda que impera. Lo curioso fue que nos echaron la culpa de la mala situación de la compañía. Que no vendíamos, que no producíamos, que gastábamos mucho…

Me mola ser un puto topo. Ustedes ven mi cuerpo, pero hace ya tiempo que dejé de estar aquí.
“It's awfully considerate of you to think of me here
And I'm most obliged to you for making it clear
that I'm not here"

domingo, 26 de octubre de 2008

Cómo no

Ya queda menos para el fin de semana, ¿eh, compañero?

El viernes, cojo la puerta y a correr. Huir, salir de aquí, perderme, no ser el que he sido.

Desaparecer…

Sólo hay un problema. El hechizo; que apenas dura día y medio.

Domingo por la tarde, no es posible odiarse más a uno mismo.

So I remain between her legs,
sheltered from all my fears.
While bikers glide by highway shrines,
where pilgrims disappear.

martes, 21 de octubre de 2008

Ese puto móvil




Levanten la vista de su mesa. ¿A que sí? ¿A que al menos hay un capullo, móvil en mano, arriba y abajo de la oficina, y hablando a gritos? Eso si no son tres o cuatro, que los capullos, ya se sabe, son como los conejos, que los dejas y se reproducen expositivamente y al ciento por ciento también.

Capullos y teléfonos móviles. Una mala combinación. Pero también, a qué negarlo, la combinación de nuestros días. Que no das un paso y te tropiezas con uno.

­ - Pues yo ya le dije. Angelito, que te metas las facturas por el escroto mismo…

Que dicen que dan cáncer. Y que dan imposibilidad. Y qué sé yo la de cosas que da. Pues ni de coña. Capullo y móvil: tío caminando deprisa de un lado a otro de la oficina, atropellando a tocristo y soltando unos gritos quepaqué.

­ - Dile a tu madre que se ponga. Maricarmen, ¿pero no te he dicho que no me llame la niña al curro? ¿Es que no puede solucionárselo tú? ¿Cómo que no estoy en el curro? ¿Quién quieres que se ponga? ¿Ceballos, Arconada, Cifuentes…? Es que tiene cojones lo que tengo que pasar contigo. Que no, ostias, que no estoy con la rusa. Que lo de la rusa es una mentira, que ya me enteraré yo de quién ha sido…

¿Y del timbres? Que aquí hay que ser el más original de todos. Los de más de moda son la música del Exorcista (esa de tarán tan tantan, taaaratatán), el tipo que va silbando y silbando hasta que me cago en sus muérdagos, o el ruido de teléfono antiguo, que me me parece haber vuelto a la casa del pueblo. Más las vibraciones, el “papá, cógelo”, los pititos de aquí te están llamando pero en plan discreto, levántate y anda.

­ - ¿Pero será posible? ¿A quién se le ocurre meterse ahora en un piso, con la que está cayendo? ¿Y cómo te crees que vas a pagarlo?

Todo lo que hay alrededor de la telefonía móvil es para estragarse: los ruidos, los diseños, los modelos, los ayquefones que tienen el office para ayquefones, la música del elepetrés, los colores y las fundas, los diseños y los aires que se da el personal cuando está mirándose el móvil. Que mucho más importante es otra cosa y no se la miran con tanta ceremonia.

­ - No, ha dicho Méndez que mientras no nos llegue el contrato firmado, que se olvide de que le enviemos ni una sola. Pues que se ponga como quieras.

Los móviles en el bar, en el pasillo central de la oficina, en los descansillos, en los excusados, en el AVE y a la salida de una iglesia, en mitad del Carreflú y en la playa. Tapándose una oreja, poniendo la otra mano entre la boca y el móvil para que no se oiga el ruido del bareto. Pena del que inventó las tragaperras y su tirirín tirirín a toda ostia.

­ - Oyes, Manoli. Que ya estoy en Barajas. No, todavía no han abierto la puerta, pero en un momento ya estoy en el finger. Sí, luego ya voy para allá… Hija, qué cosas, pues en taxi… ¡Pues lo que se tarda en llegar, joder!.

lunes, 20 de octubre de 2008

Melancolía, Crisis y lo que sigue...



Una que ya se jubiló hace tiempo me dijo que lo que más quería era que llegara un tío que no la conociera de nada y que se la follara, así sin más, sin decir nada, sin explicaciones ni presentaciones.

Y que después, se fuera, se perdiera para siempre.

Juraba que sólo en ese caso, sería capaz de amarle y recordarle durante el resto de su vida.

Como caballero que soy, me ofrecí a tal menester. Pero olvidé un pequeño detalle. El hombre en cuestión debía ser un completo desconocido, antes y después. Sólo así podría amar su recuerdo.

Días después, en su jubilación, su marido no paraba de estrechar las manos de todo el mundo; nos decía "qué suerte, ahora ya vamos a poder estar juntos todo el día; lo que van agradecerlo los nietos...".

La sorprendí mirándome en la distancia no menos de tres o cuatro veces. Cuando me acerqué a despedirme de ella, me dijo al oido que ni lo intentara, que ya lo había dejado bien claro la primera vez que hablamos de ello.

Tenía un par de buenas piernas.

Y nada de conversación.

Estoy seguro de que hubiera funcionado.

jueves, 16 de octubre de 2008

Melancolía, Crisis y Tripas Frías


Un poco pronto para ponerme triste. Pero es que hoy parece como si la oficina estuviera empeñada en recordarme la noche aquella.


Eras tan rara. Sólo follar, nada de hablar, fue lo único que dijiste.


Y aquí estoy, veintiseis años después, dándole vueltas a las cosas mientras veo las mesas vacías de los que echarán hoy.


Será cosa de bajarme otro sol y sombra a las tripas.
She said I want you,
just exactly like I used to
And baby this is only bringin me down
...
She said I want you


martes, 14 de octubre de 2008

Una de lo de siempre

Dicen los jefes que la vida es cambio. En mi planta, seguro que hoy ha sido un día de esos. Han echado a seis. Toda una fila de mesas. Ni coger las fotos de los niños les han dejado. ¿Se habrían imaginado algo de mañana, yendo al curro en el metro? No creo. A los pringados nos cuesta entender estas cosas.


It's been too hard living but I'm afraid to die
Cause I don't know what's up there beyond the sky

It's been a long, a long time coming
But I know a change gonna come, oh yes it will

En el banco me han dado ya el tercer toque en lo que va de año. Algo de un descubierto. Les he dicho que la vida es cambio. Me quieren embargar el sueldo. “Te vas a hartar de cambio, cabrón”, creo que han sido las palabras del tipo.

sábado, 11 de octubre de 2008

¡Pero qué bien que lo pasemos!

Que me llamó el cuñado el otro día, el de la multipropiedad, que resulta que han descubierto que Carracedo, uno que tiene el adoselado justo a la vera suya y que está todo el rato frotándose las manos como los curas, es director de una sucursal de la Caja de Algo. Y yo que no estaba para muchos trotes, ya se imaginan, el Airis, la noche toledana. Y es que me ayer me ocupé con la Anamari, una que lleva poco tiempo y que de joven era forzuda de circo, de esas que sujetan a siete con un brazo. A mí no es que me guste particularmente, pero era lo que había, dijo la jefa, y si no vas a consumir ya te estás largando a tu casa, que aquí no estamos de institución.

Y la Anamari que me dejó hecho un nudo de los que llaman de puño de mono, pues eso. Que no tenía ni para levantarme de la vida. Que te vengas coño, y yo que no, que nos vamos a descojonar, que me duele todo, que eres un pesao, que te digo yo que verás que bien…

Pues así hasta que ya le tuve que decir que sí, que mi cuñado es muy sostenido y no le valen los negativos cuando se pone intencionado. Pero si es que lo vamos a pasar de descojone, que mi hermana dice que no le apetece, que está con la moviación y que allá cuidaos… Tú me dirás. Pues si vas a estar así todo el rato, pues ya te digo.

Me recogió y todo a la puerta del portal, que se ve que el hombre tenía ganas de que fuera. Y a mí que me dolía todo, pero a ver qué le dices al muchacho, con la de ilusión que llevaba puesta encima.
A media mañana ya estábamos en Miravistas del Peazo Montaña Ésa, que es el letrero que pone a la entrada de la urba donde el multichalé de mi cuñao y su señora misma. Fue vernos llegar y ya se puso todo el mundo como de los nervios. Que parecía mentira, que se les iba a ir y luego ya no le pillaban, y para una vez que se presenta una situación así, pues eso, que parecía mentira.
Y venga todos a opinar, y uno decía que le partiéramos en dos con la motosierra, y los demás, pero qué bruto eres, no ves que así no nos dura nada, y otro que mejor colgarlo y hacerle cosquillas en los pies con una pluma, y tampoco hay que quedarse tan corto. Majarle a palos fue lo que más votos tuvo.

Pero no se crean que nos pusimos ya a la cosa, que alguno hubo que se puso intenso con que quién era yo y que aquello era sólo para propietarios. Bueno, siempre tiene que haber uno de esos, en todas las comunidades hay mínimo uno, cuando no casi todos, como en la mía, ya mejor les cuento otro día.

El caso es que llaménlo las prisas, llaménlo que Carracedo en cualquier momento se cogí el coche para irse de corderada, hubo que tomar una decisión y menos mal que mi cuñado no es persona tímida ni desvencijada y empezó a ponerse ejecutivo y la gente pues como que estaba necesitada de guía y le hicieron caso y todos a una, como ninguna.

Que nos metimos en casa del banquero y le corrimos a hostias por todos los restos del robledal, y luego le atamos y le dimos más y en los pies y en la cara, y le arrastraron atado al cuatro por cuatro de uno que no hacía más que quejarse de que le íbamos a rayar la pintura metacrilada. Que hay que ser capullo, preocuparse de esas nimiedades cuando uno lo está pasando bien.

Y luego le metimos en la fosa séptica a ver si flotaba, pero no. O el tío sigue allí esperando a que nos vayamos, que el caso es que yo creo que tres horas sin sacar la cabeza son muchas horas, aunque claro, es el único banquero que he conocido en vida y a lo mejor esa gente en donde se encuentra en su habitar natural es en la mierda que no quería yo decir la palabra, pero mira como al final, la he dicho.

Pero hay que ver cómo son los banqueros de rencorosos. Que no sólo te deniegan la solidez crediticia, sino que encima se mosquean cuando les corres a hostias por la urba. Es lo que dice uno de la séptima, que si no entienden una broma, que se marchen del pueblo.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Cambio de modelo

El comunismo, muerto del todo. El capitalismo empieza a no tener buen color. Los líderes de las cosas en general, los pensativos y los que hacen los mandamientos dicen que a lo mejor es que estamos ante un cambio de modelo, que esto ya no sirve, que lo otro tampoco y que ya veremos si llegamos a San Juan.

¿Qué podemos hacer? Vivíamos de puta madre, pero en realidad todo era una trola, un sueño, una quimera y una virtualidad maligna. Nunca nos fuimos de vacaciones, ni nos compramos el Alfa Romero de color merengue roto. Jamás nos metimos paella ninguna en Los Porretas este verano, y lo del Airis y la Maritornes y la Encarni haciéndose un duplex binario, no fue sino un engaño de los sentidos.

Todo más mentira que la leche. Nos han engañado a todos. Es que ni siquiera los ricos ganaban miles, no era más que pura pose, que no tenian ni para comprarse una mierda. Nunca se hicieron pisos inmobiliarios, ni marinas de oro ni conceptos vacacionales para usted y su familia. El Pocero era un actor, un tipo al que habrían sacado de algún casting y que el tio fíjate lo famoso que se hizo no vendiendo pisos con vistas al secarral.

Los bancos tenían pasta pero no la tenían, los constructores fueron presidentes del Betis o del Madril del Furgol, pero eran unos simples paletas y nadie se fijo en el detalle. Si no llevaban suelto ni para el chinchón, que dicen que hasta eso te lo cobran cuando vas al palco.

Fue todo una mentira guarra y puta. Los ricos nunca fueron ricos. Los pobres sí que lo serían pero como que no cuentan, pues vale. Los de en medio hemos cobrado sueldos que no existían, nos hemos cogido días de asuntos propios que daba igual porque a nadie le importábamos una plasta. Se hicieron prestamos sin tener un puto duro en la caja, se compraron bonos y obligaciones y futuros de fondos y bienes y vales de simplemente un armarito que lo abres y no hay nada dentro. Bueno, sí, un par de arañas asfixiadas que a ver quién te las compra.

Cambiemos el modelo. Hagamos algo real. Usemos dinero de verdad, caguemos caca de verdad y follemos de verdad y echemos risas que te descojonas vivo y comamos paellas de grano largo y licor de hierbas con vasito congelado, todo al contado y de un solo trago, que total para tres días de mierda que vamos a vivir. Hagamos casas de verdad, con paredes de verdad, a lo mejor resulta que aún nos acordamos de cómo se hacen. Dejémonos de una puta vez de gestionar la demanda y las expectativas y el alcance de las putas cosas.

Y caguémonos en todo, joder.


Pd. Horas después de escribir esta entrada, me entero de la primera buena noticia. La Iglesia, como siempre liderando las almas y las conciencias, ha modificado en las últimas semanas su política de gestión de inversiones, apostado decididamente por el oro, en lugar de ese dinero que en palabras de su hechicero jefe, “desaparece, no es nada”. Para que luego les llamemos antiguos.

jueves, 2 de octubre de 2008

Historia de lo Mío - 13



No sé cómo soy tan capullo que siempre me la acaban haciendo.



El coche se mete en el parking de nuestras oficinas. Joder, ni se molestan en vendarme los ojos. ¡Qué decepción! Para una cosa que me hace algo de ilusión. Porque es lo que digo, si vas en plan clásico, con dos grandotes repartiendo hostias a tutifruti, pues de puta madre, pero móntatelo con un poquito de corrección semántica. Que en las novelas te vendan los ojos y te atan las manos y te meten en un cuartucho con que huele a pises. Pues nada, para lo de las hostias bien que acudimos a la bibliografía. Pero para lo demás, qué poca profesionalidad de vida, ¿no les parece?.

Trato de quejarme. Pero ni pum. Me tiran sobre el suelo. Adivinen. Sí, en la esquina de la menos tres, donde los palés. Sí, hombre..., donde ponemos los muertos en mi empresa.

Donde Alcocer.
Exacto.

Y la estampa viene a ser casi la misma. Un cuerpo echado sobre el suelo, medio retorcido y oliendo mal, una mujer venga que te venga de llantinas y un tío con mal vinagre mirándolo todo, de pie, fumando un tabaco que huele a fregados. Algún cambio hay, no se vayan a creer. para empezar, Alcocer no es ya el muerto. Ese papel creo que han decidido dejármelo a mi.
Moreno la nueva, sigue a lo suyo, que es ser una tía rara. Ha dejado de llorar –una semana seguida parece mucho para un ser humano-, pero tanta aflicción le ha dejado una piel amarillenta y crujiente, como papel barato del culo. En cuanto a mí, pues eso, que estoy hecho un concurso de mierdas, aplastado contra el suelo, justo detrás de los palés.
Del que no parece haber rastro es de Fernández-Agrio.

- ¿Dónde te has dejado al novio? –balbuceo desde el suelo en dirección a Moreno la nueva de los cojones.

Alguien, no sabría decir quién, me mete la primera puntera entre el hígado y la parte de arriba, supongo que las costillas o lo que tengamos las personas por allí. Y bueno, no es que la meta delicadamente, en plan niñas acercaros al altar. Termino de aclarar: el tío, quien sea, me ha reventado.

- Aquí no se habla hasta que lo diga el señor Alcocer –dice el del punterazo; o quizás sea el otro, no siento yo mucho interés por aclarar cómo se reparten el curro estos dos.

Alcocer se inclina hacia mí. Apesta a fregados, ya les comenté, ¿verdad?. Debe parecerle poco porque se enciende uno a dos palmos de mi nuca. Imposible verle la jeta, estoy tirado boca abajo en el suelo y no me queda aire para tratar de moverme. Ya lo harán estos cabrones por mí.

- ¿Te gusta ir repartiendo fotos? –Alcocer tiene las tripas rancias, eso parece evidente.

¿A qué contestar? Diga lo que diga, me van a meter otro poquito...

- ¿De dónde la sacaste? –Alcocer tiene prisa o no le gusta el sitio o quiere terminar rapidito; normal, tampoco soy yo mucho de quedarme donde he estado antes con un puñal en el cuello.
- Ni idea.

Patadas. Y una hostia en plenos morros. Noto líquido caliente en la cara y bajándome por el pantalón.

- Que quién te la dio, Hombre Topo. No me jodas.
- No lo sé. Te lo acabo de decir. Alguien lo dejó encima de mi mesa.

Singing in the rain of la de hostias que son capaces dos muchachotes en menos de diez segundos.
Voy a tener que cambiar el tercio lo que se dice ya. Porque creo que no tengo el hígado para más patadas.

- Fernández-Agrio –más que nada por si cuela….

Y cuela, vaya que si cuela.

- ¿Fernández-Agrio? –el aliento de Alcocer ya no me da en la nuca, ni en la oreja, ni siquiera me alcanza en parte alguna. Eso es que se ha levantado y está mirando a otro lado. ¿Y a quién sino a mi amiga la puta llorona? Me parece que he dado en el blanco.
- ¡Mentira, está mintiendo el muy cabrón! –noto unas pataditas, poca cosa. Es Moreno, un 36 en puntita. La he debido dejar literalmente en bolas.
- ¿Fernández-Agrio no es amiguete tuyo? ¿No era ése con el que decían que te habías pegado el restregón en la copa de Navidad? -Alcocer también está al cabo de la calle de los comentarios.
- Te digo que es un hijo de puta mentiroso… No le hagas caso. Fernández-Agrio no tiene nada que ver con esto. No fue más que un rollo que me eché. No he hablado en mi vida de esto con nadie,… mucho menos con ese pintamonas…

Lo está jodiendo aún más. Estoy por llenarla de besos, los cabrones se han olvidado de mí. Tengo la sensación de que todas las miradas confluyen en Moreno, la nueva de los cojones. Me daría la vuelta para mirar, pero seguro que me caen más golpes, así que mejor lo dejo estar. Además, uno de los muchachos me ha metido tremendo pisotón en el cuello, como para andar pensando en moverlo.

Alcocer debe estar pensando mucho. Y muy deprisa.

- ¿Qué pasa? ¿Que ahora estás pensando en ir por tu cuenta?
- Que no, joder. Que el hijo de puta te está engañando. No le hagas caso…
- Lo sé porque me dejó una nota -me sorprendo de lo lastimera que suena mi voz; parezco mi madre cuando me regañaba por desaparecer varios días seguidos de casa y regresar oliendo a vinazo.
- ¿Una nota?
- Sí,… venía sin firmar. Pero conozco su letra. Le reviso un montón de facturas al cabo del año.

Moreno la nueva se me echa encima como una perra llorona. Sus golpes son blanditos, como si estuviera ahuecándose la almohada. Yo no puedo moverme, soy una torta de aceite aplastada contra el suelo. Una mierda de perro en el tercer sótano, detrás de una montaña de palés abandonados. La cosa dura poco. Alguien tira de Moreno la nueva hacia arriba. Dejo de sentir su cuerpo fofo y grimoso. Ella llora más fuerte. Y grita como una recién nacida.

- ¡Hijo de puta! ¡Está mintiendo! ¡Se lo está inventando!

Un coche baja por la rampa. Se habrá encontrado lleno el segundo sótano. Nos van a pillar a todos. Alcocer opta por hacer como que aquí no ha pasado nada y nadie mató a nadie y esas cosas… Antes de que me de tiempo a darme cuenta de qué pasa, escucho unas puertas de coche y el ruido de un motor alejándose a toda leche.
Yo aprovecho para meterme debajo de los palés. No sea que haya que darle explicaciones al que acaba de aparecer…

miércoles, 1 de octubre de 2008

¿wu?
















"Y cuando sea usted lo bastante miope,
verá lo bien que marcha la empresa"




Ya no creo que haga falta decir más.