domingo, 27 de julio de 2008

la cuestión es


que me marcho, amigos



no me busquen



sábado, 26 de julio de 2008

Pensamiento muy fuera de lugar acerca de nada en concreto. O según.







¿Qué tienen en común Hitler, Lenin, Gandhi, Mao, Martín Lutero King, cualquiera de los Papas, Mandela...?






En efecto.














Todos, oficinistas.


jueves, 24 de julio de 2008

Recuerdos borrosos de la oficina (por culpa del catarro) - y 4

María Jesús no se quita de la cabeza un novio que tuvo a los quince años. Lo dejaron a los seis meses, pero ella tiene casi cincuenta y no puede dejar de pensar en él. No guarda nada de él, ni siquiera una foto. No va a hacer nada por encontrarle, no sabría ni por dónde empezar. Y además, ¿qué diría su marido?

José Manuel se ha dejado los ahorros tratando de salvar del cáncer a su madre y después a su hermana. Acaba de enterrar a la segunda. Hace ya tiempo que dejó de interesarse por cualquier otra cosa que por su dolor. Nunca mira a los ojos, ¿para qué?

A César lo echaron porque no vendía. Ahora colabora con la empresa con contrato mercantil y sigue vendiendo lo mismo. Bueno, es más barato. Tiene un hijo en una escuela privada americana, pero sólo por lo que le queda de curso. A la vuelta, le va a tener que decir que no hay más.

Laura es super maja hasta que deja de serlo. Con sus compañeras de departamento Rocío, Elena y Gloria, formaba un grupo de lo más unido. Hace dos años la hicieron jefa, a condición de que redujera el head count. Para disipar cualquier duda de favoritismo, empezó por sus amigas. Echó a la primera –no recuerdo cuál de las tres, eran tan parecidas y estaban siempre tan juntas…-, y acalló todos los rumores. En las semanas siguientes, harta de las miradas vacías y de los reproches en silencio de las dos que aún quedaban, las puso en la puta calle con una diferencia de media hora entre ambas.

Tomás es lo que se dice un tío con suerte. Pasa unas notas de gasto imposibles y sin embargo, siempre consigue que se las aprueben. Unos dicen que es porque tiene mano con el Director de Administración y Finanzas, un tal Tejera, que heredó el puesto de su padre. Otros, que no hay nadie en este mundo que, como Tomás, sea capaz de transformar tres mil euros de un club de la Nacional II en un montón de facturas de taxis, parkings y comidas de trabajo con menú del día económico.

Felipe subió muy rápido y luego se estancó. Daniel se está buscando un par de hostias por pelota. Enrique está cada día más enamorado de su mujer -María Jesús, la que no deja de pensar en su novio de los quince años-, aunque nunca le dice que no a una noche de farra con los amigotes, especialmente si pagan Tomás y Tejera, que son unos cachondos. Elena, Rocío y Gloria han quedado esta tarde en una cafetería de al lado de la oficina. Saben que su amiga Laura deja el coche en el parking de la empresa los quince días de vacaciones. Lo pasan bien con la tormenta de ideas.

Todos se marchan. Igual que yo. Ya no tengo catarro. Ya no lo quiero tener.

miércoles, 23 de julio de 2008

Recuerdos borrosos de la oficina (por culpa del catarro) - 3



Mikel Ignasi Enorme es un jefe cercano a sus curros. Le gusta hablar con ellos, escuchar sus problemas de primera mano. Luego, no mueve una mierda por ellos, pero sabe que a la gente le hace mucho bien eso de sentirse escuchada. “Producen más”, dice Mikel Ignasi, “están como más convencidos…” Es un tío cojonudo, Mikel Ignasi. Aunque algunos quisiéramos verle morir de una diarrea aguda. En mitad del pasillo, ¿se imaginan?

- ¿Cuánto dices?
- Aquí dice que son ochenta centímetros…
- No puede ser, cojona. Mira bien, haz el favor.
- Setenta y nueve y medio, para ser exactos.
- ¡Me cago en todo!
- Hombre si le sumas los cuatro metros de antes…
- ¡Cuatro ochenta! ¡Cuatro ochenta! ¿Qué pasa? ¿Que no sé sumar yo ahora?
- Por tres veintiuno de largo…
- Eso, encima coñas…
- Si es que no te entiendo, Mikel Ignasi.
- Cuatro ochenta por tres veinte. ¿Te parece bien?
- Hombre, para un despacho… Yo no tengo ni despacho. Tengo el cubo ése de ahí…
- El despacho de Macías Muchísimo tiene siete por cinco. ¡Siete por cinco!
- Sí, lo acabamos de medir.
- Gerente. Macías Muchísimo es Gerente. Como yo…¿Es que no lo entiendes? Que me han dado una mierda de despacho. Que tengo más antigüedad., que en seis meses me hacen Director Asociado… ¿Pero cómo es posible?
- Hombre, está claro que al ser el último despacho de la planta, no se puede ajustar como con los otros… No sé, vamos, pienso yo.
- ¡Vete a tu sitio! ¡No quiero verte por aquí!

María de la Concepción Gómez Sincesar es Jefa de Proyecto desde hace quince años con tres meses. Lleva esperando ascender a Gerente Junior desde hace doce, por lo menos. Ella nunca pierde la ilusión. Recibe cada promesa como si fuera la primera. Ha tenido ya siete superiores, ocho contando a Mikel Ignasi, y con todos se ha mostrado colaboradora, accesible, entregada, responsable, sincera, halagadora, cómplice, amistosa, seria, comprometida… Hoy, de hecho, le ha ayudado a medirse el despacho, nada menos.

Y, sí, en efecto, no le ha servido lo que se dice una mierda.

martes, 22 de julio de 2008

Recuerdos borrosos de la oficina (por culpa del catarro) - 2


Don José de las Grandes Esperanzas está en recepción. Ya no le dejan pasar de allí. Se jubiló hace seis semanas, pero viene todos los días a la oficina. No es que no tenga dónde ir, ni que se aburra en casa, ni nada de esos tópicos –eso es lo que él dice-, es que sabe que aún sigue haciendo falta, que hay varios proyectos que ha dejado abiertos y que a lo mejor puede echar una mano al que los coja. Los primeros días le dejaron subir hasta su despacho –era subdirector del área de decoración de pasillos y zonas comunes. La costumbre, ya se sabe. Y que el vigilante es de poco fijarse, la verdad. Total, cómo se le va a ocurrir pedirle la tarjeta de entrada, así sin más. Si no le avisa nadie antes, ¿cómo va a acordarse?

Al principio de después de jubilarse, pues de puta madre con don José todavía en su despacho, medio sopa, como había sido de toda la vida de Dios. Pero, claro, cuando Meritxell Fernández-Expediente, que estaba justo de viaje por la planta siete, pasó por allí delante, justo por delante mismo, pues ya la cosa acabó en hostias. Más que nada porque la señora o señorita es la que corta ciertos pasteles gordos, ejemplo jubilaciones y retiros y mierdas de gente a la que no hay manera de hacer que se vaya.

Don José es majo. Muy coñazo, muy vago, muy señor de las altas cumbres, pero majo. Dicen que todo lo que le quedó del divorcio y los vicios es una habitación de realquilado en una pensión del centro, zona putas.

Los hay cabrones. Es que los hay que van diciendo que por eso es por lo que viene tanto don José por la oficina. Porque no le dejan estar a las horas del día en su habitación. Que comparte gasto y cama con una free lance de la zona, vamos.

Será por lo que sea, pero da un poco de pena verle en los tornos de la entrada, hall de mármol eterno y relumbroso, con cara de “coladme, por favor”.

Luisín Muy Macerado Díaz-Larrauri ha sido elevado a los altares, o al menos eso es lo que él se cree, pues ha dejado de saludarnos a todos de coordinador de planta para abajo. Parece que le han ascendido al puesto que deja vacante don José de las Grandes Esperanzas. Y eso que aún le queda medio año para el MBA. Lo que se dice un chollo de los de puta madre, lo que pasa es que Luisín es de los que creen que están en este mundo para hacer algo. Es joven, ya tendrá tiempo para cabrearse con su situación, resignarse y aceptarla finalmente. Ya le llegará el día en que le comuniquen que debe abandonar el despacho y dejar libres los putos tornos, por favor, muchas gracias.

Pero dejémosle disfrutar de estos momentos de felicidad. Aún me parece estar viéndole, entre las brumas de mi catarro. Toma un pañuelo papel de la caja de pañuelos papel y se limpia sus gafas nuevas. Creo que va diciendo que se las ha hecho para celebrar su nuevo puesto.

Mientras, don José, antes de acostarse, echa una colcha vieja por cima las sábanas. No es cuestión de tomar riesgos a la ligera, piensa él consigo. Mismamente.

viernes, 18 de julio de 2008

Recuerdos borrosos de la oficina (por culpa del catarro) - 1



Son las dos. Dos y cinco. Nervios. Jornada de verano.

Dos y veinte. Alguno ya no aguanta más y empieza a cerrar su PC.

Martín está quemado. Al menos ésta es ya la quinta vez que le deniegan la subida de categoría. El cabrón del marido de Rocío la acaba de dejar plantada con tres hijos pequeños y una hernia de hiato. Ángel dice que controla, pero se le empieza a notar mucho el temblor en las manos; si al menos pudiera salir un momento, nada más que un momento…

Luis Mari acaba de entregar su informe definitivo. Está lleno de gráficos y pesa un montón. Él cree que ha llegado al Comité de Dirección, pero desafortunadamente el servidor de correo escupirá el informe por exceso de tamaño. Los buzones de los directivos no están preparados para tal cantidad de flechas y diagramas en tres dimensiones. Más lamentablemente aún, cuando el servidor escupa los correos, será tarde ya para Luis Mari, que creyendo haber cumplido con su deber, se encontrará a unos doscientos cincuenta y cinco kilómetros de la oficina, el coche hasta los topes de todo. Pero, tranquilos, que hasta el lunes a las ocho y veintidós, cuando le suene el móvil, tiene aún tiempo para disfrutar del atasco y el calor que suelta el asfalto.

Ninguno va a perdonarle un solo minuto a la empresa. Es viernes y son las tres menos cinco.

Y ahora son las tres. Avalancha.

martes, 15 de julio de 2008

¡Bor fín!



Estaba la cosa difícil. Con la leche del calentamiento global, o de lo que dicen que está pasando, el caso es que este año, vaya una mierda de verano de mierda. Y así, claro, no hay quién bonga el buto aire condicionao a doscientos.

No es borque la gente se queje, que ya les bueden ir dando bor el sistema, ni borque suban los gastos generales que lo que es bor mi, que le vayan dando la vuelta al marcador.

El asunto es que no hubiera quedado creíble un constibado a estas alturas de la mierda verano de mierda que llevamos. Con veinticinco grados en la calle y veinticuatro y medio dentro la oficina, no hay quien se bonga malo. El del seguro, que ya me tiene calado, en vez de darme la baja, capaz es de aumentarme la jornada laboriosa. A estas sitios hay que ir bien enfermo, ardiendo de fiebre, todo esbutos y esbumitas por la boca. Y si buede ser, bonerle berdidito de mocos. Muchos mocos, bor favor.

Finalmente, y gracias a que soy un tío con sentido de las cuestiones y que me manejo fenómeno en las corrientes de aire, lo he conseguido, señor sí señor: billar el resfriado del siglo y de baso, dos semanitas de baja.

Justo, justo, lo que necesito hasta vacaciones, que me marcho al condominio con el cuñado y la otra que es mi hermana y que vive con él.

¡Ay, qué buta vida ésta!

lunes, 14 de julio de 2008

Tengo que hacerme un plan de vacaciones. Urgente.

Cierran el Airis. Marinieves, Merceditas, ....

Se van todas a sus pueblos. O peor. A la playa a ponerse morenas color costra.

Desde luego... Qué sólo me dejan. Lo peor es que encima tenía la paga extra sin tocar.





But now and we dont care

Dont ask us to attend

cos were not all there

We're pretty pretty vacant

We're pretty pretty vay-cunt

And we dont care

viernes, 11 de julio de 2008

Autorretrato - y 6


It's better to burn out
than it is to rust
The king is gone
but he's not forgotten.










La gran cuestión.
Y el final de la serie.



O no.

jueves, 10 de julio de 2008

Defensa y Ataque - 2

Todo en esta vida es cíclico. Todo vuelve, como el agua que gira incansable en la rueda del molino a la vera del río, morena clara. Y como el agua y el molino y el tipo que viene a cobrar los impuestos al molinero, también regresa el pequeño capullo imbécil de la Oficina de Seguimiento de Contratos, tono abrupto incluido.

En realidad, doble tono abrupto esta vez. Pues lógicamente, y tras varios días de preguntar cerca y lejos, al muchacho alguien le ha terminado por contar:

que lo de las reservas por movimientos en curso y el recálculo ponderado por anualidad vencida son dos camelos.
que hay camelos mayores que ésos dos, pero ninguno es de este siglo.
que si el que le ha hablado de los movimientos esos en curso es el Hombre Topo, le han tomado el pelo hasta la raíz del corvejón.

Una jodienda, que se dice. El muchacho, que apenas lleva seis meses en esto de mandar, ha sido humillado y de muy mala manera; ya se habrán imaginado que el rumor de que el Hombre Topo le ha tomado la pelambrera se ha extendido desde el ático del Conejito Degradado hasta el sótano de los putos informáticos. No ha tardado mucho en regresar. La diferencia es que ahora me odia con motivos, no como antes, que me odiaba en genérico (por ser viejo y no muy delgado y no jefe). Bueno, yo creo que en eso al menos me debería estar agradecido, no hay nada más feo en la vida que odiar sin motivos.

Bien y bueno y vámonos que nos vamos, señores, que el colectivo no espera. Que nadie dude del oficinista zen, que surca los espacios con la gracia de los ánades y la contundencia del estropajo antibacterias. Ha llegado su momento.

Parada la primera estocada, es hora ya de embestir. Eso sí, siempre elegante, cual vestal que sortee las dificultades con movimiento leve de cintura.

- Hombre, Gafapasteguía. Muy buenos días.

Gruñido de respuesta. Habéis coincidido en el garage, es por la mañana y el muchacho acaba de bajarse de la que parece el gran amor de su vida, una Ducati nosecuántos, lo que llamaríamos su pequeña flor de loto, esa dulce y serena alegría que le hace cambiar la expresión de su cara.
Aunque en ese momento no lo parezca por la carota de asco que me dedica, López-Gafapasteguía es una personita necesitado de mucho amor. Y si no, vean.

- ¿Te gustan las motos?

Gruñido segundo.

- Yo tengo tres. Una Harley Ultra Glide para paseos y esas cosas. Una Triumph TT Special 650, la que usaba Steve MacQueen en “La Gran Evasión”, y una BMW 1200 para el desierto.

Mentira, claro. Yo no tengo coche ni moto. De siempre fui mucho de ir en metro y aprovechar las horas punta para arrestregarme bien con las prójimas. Tuve un 850 coupé de joven, regalo de mi padre cuando me saqué el título de Oficial de Primera, pero lo estrellé contra una encina centenaria cierta noche de verbena en el pueblo mi abuela. Hasta hace un par de veranos me dijeron que aún quedaban restos por el lugar. Y de motos, sólo me sé tres modelos. Los que me miré en Internet media hora antes de bajar a esperar Gafapasteguía.

Por cierto, sólo una frase y su cara recuerda a la de los besugos en las pescaderías, así bocaza abierta. Un poco bastante.

- La verdad es que son herencia de mi padre. Él era muy aficionado. Bueno, la BMW, no. Esa me la estoy comprando a plazos…

Pausa que ayuda al resultado final.

- Por cierto, que tenías tú razón con lo de los listados. Que no hacían falta las reservas de los movimientos en curso. Hay una orden ministerial de primeros de año que lo deja bien claro. No sé cómo se me ha podido pasar. Menos mal que tú sí que lo habías visto…

Una descarga de trompetas hubiera venido bien. Por lo del momento solemne, ya me ven de venir. A Gafategostegui parecen entremezclársele los sentimientos: confusión, odio, amor, desvalimiento y miedo ante la visión del ser absoluto… Confirmado, el muchacho es como todos los de su edad y condición: imbécil y con MBA acreditativo.

De tal manera que el siguiente paso parece más que claro…

- Lo malo –le digo- es que voy a tener que rehacer todos los cálculos. Voy a necesitar unos días. ¿Cuánto tiempo tengo? ¿Es una Monster? ¡Qué grandes estos italianos! No hay quien diseñe como ellos –los foros de Internet, sabiendo buscar, dan cantidad de frases hechas, no hay ni que pensar, sólo soltarlas en el momento adecuado.
- Mmmm… Sí… No….
- ¿Una semana? ¿Diez días…? Mira que me hubieras dado un disgusto si te veo aparecer con una de esas basuras japonesas... –la moto que tenía hace un año el gafitas era una Yamaha nosecuales.
- No, no… eso sería lo último… -replica el muy hipócrita.
- ¿Te parecen mucho diez días?
- No… me parece bien. Se ha terminado el plazo, pero creo que podría conseguir algo más…
- Fenómeno… ¿y no es muy incómoda la posicion para los antebrazos? Yo la probé hace tiempo, la Monster digo, y no me dio confianza. Entre tercera y cuarta, por ejemplo, si no cambias con fuerza, nada…Y el freno de atrás me pareció que hacía mucho ruido –les juro de la vida que lo he leído en Internet, les daría la dirección, pero una cosa es revelar mis métodos y otra muy distinta, quedarme en bolas-; ¿tres semanas dices que me das…?
- No, no…
- Ya me imaginaba yo que te pedía mucho… Es que se me han juntado tantas cosas que... pero bueno, si me quedo un par de noches en la oficina…
- ¡No, hombre, no! Me refería a que no era incómoda. Que se cambia bien. Tómate el tiempo que necesites.

Más trompetas. Gafarrategoyena está en la trampa. Me voy a tomar todo el tiempo que necesite. Y un poquito más también.

miércoles, 9 de julio de 2008

Autorretrato - 5


Siempre que me asomo, veo gente tras los cristales.

El día menos pensado les pregunto qué hacen allí.

lunes, 7 de julio de 2008

Una reflexión preveraniega para las familias cristianas...

Se intuyen las vacaciones. Tan cerca...

Miras los folletos.
Calculas precios.
Los turnos de la multipropiedad...

Error.


Estamos hechos de lo mismo de lo que queremos huir.







You gotta spend some time love,
you gotta spend some time with me
And I know that you'll find love,
I will possess your heart

jueves, 3 de julio de 2008

Reunión de Departamento: Visión de Conjunto



Importantísimo, dijo, Martínez Gafasrrojas:
"Jamás pierdan la visión de conjunto".

Brickbreaker.

Y de lo demás ya no me acuerdo.
Estaba en lo de la visión de conjunto.

Record de la planta y tercera mejor marca del edificio.
Bendito el día en que nos pusieron los bichos éstos.

martes, 1 de julio de 2008

A mi no me parece tan difícil.


Arriba y abajo, detrás y adelante.


¿Podría hacerme el favor, señor Einsenstein, de llevarme un ratito de vuelta a cuando yo era feliz?