martes, 23 de septiembre de 2008

Estamos como estamos

He montado el pollo. Que no podía ser menos, joder. Que es que vamos a peor, a peor, y no tiene pinta de terminar la cosa como tal.

Porque uno va de bueno, que vas cediendo y te dejas llevar. Que si la moda, que si ya no se lleva, que ya no nos quedan, que han dejado de fabricarse…. ¡Joder dos veces! Que te acaban poniendo la cabeza como un trombo…

Y al final, pues eso. ¿Los ajustados? Pues si no tiene otros, ¿qué quiere que le diga? ¿Y cuántos le pongo? La leche del asunto…

Claro. Los ajustados pues ajustan. Pero es que ajustan un huevo, bueno en realidad los dos. Ya, pero es que lo intento explicarle es que los slips pues eso, que ajustan. ¿Que ajustan? ¡Pero si no puedo ni respirar! ¡Que tengo el paquete en carne viva, vírgen de los cristianos! Bueno, pero es que el modelo Shocking es más bien de compresión alta…

Prefiero dejarlo ahí. Más que nada porque no les va a gustar nada la parte de cuando me empezaron a sangrar los nudillos. Baste decir que las narices de los dependientes textiles no son precisamente las más robustas que he tenido el placer de visitar.

¿Boxer? ¡Fuera! No sé cómo, pero siempre se te acaba saliendo un huevo por el lado. Cuando no los dos, que acabas llevando la flor de tu secreto como en papillote. ¿Bermudas? Te pica todo con tanta capa y tanta leche. ¿Una tanga? Háganse un lado que echo la pota. ¡Ah! ¡Aquellos Ocean de marinerito en la bolsa, que todo el mundo decía que qué tendría que ver la Armada con la interioridad, pues de siempre, joder. Que te los ponías y ya, plas, como que accedías a un nivel superior del conocimiento que conoce y que es consciente del más allá hay un lugar y no somos más que una gota en la inmensidad del océano cósmico. Que será por eso lo de la marca.

Pero, ¿y eso de que no se admiten devoluciones? ¿Pero qué passsa? Si están casi sin usar…. ¿Es o no es para montar el pollo? Manchita amarilla, manchita amarilla… Excusas y nada más que excusas.

Yo, no sé ustedes, pero lo que soy yo, ya no puedo seguir con esto. Desde que la lencería ha dirigido su mirada sobre la cuestión masculina y nos han quitado lo que nos era tan querido, y tenemos que ir tan sueltos o tan apretados o tan sexotántricos, pues como que eso, que he perdido el apetito. Y si me apuran, las ganas de comer también.


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