viernes, 7 de marzo de 2008

Diccionario Breve de Términos Empresariales Gilipollas. Hoy: La Gestión del Talento.


Bien, bueno, veamos… La Gestión del Talento que le dicen. ¿Cómo se lo explicaría yo? Sí, claro, cosa de gafapastas. Pero incluso más allá, es cosa de los gafapastas que más se creen las bobadas que dicen –que los hay, no se vayan ustedes a pensar.

Haciendo un poco de historia rápida, antes a los Gestores de Talento se les llamaba Capataces, y llevaban látigo y pistola (bueno, cuando los romanos, solo látigo). Eran tipos simpáticos los Capataces, abiertos siempre a los planteamientos razonables, nunca decían que no a una buena paliza. Su principal misión era obtener el máximo rendimiento de las cuadrillas que tenían asignadas –en eso no ha cambiado mucho el cuento-, y ponían sus mejores recursos en ello: que si un par de balas en la espalda, que si quemarte la casa, violar a la parienta y de paso a las ovejas que escondías en el chamizo. Gente que sabía de Gestión de los Recursos, nosajodío.

Después, cuando se inventaron las oficinas, los Capataces pasaron a Encargados y, aunque no les quitaron las pistolas, les dijeron que mejor usarlas sólo al aire libre –o en la terraza-, que dentro las balas siempre terminan rebotando y a ver si va a haber una desgracia. Los Encargados, más sutiles –habían ya ido un par de años a la escuela-, ya no aplicaban la misma violencia física en la Gestión del Recurso. Con tenerle con un sueldo de miseria, jugar con sus expectativas a base de favores y putadas en fina mezcla, ya solía valer. Bueno, y si hacía falta, tres o cuatro descargadores que te esperaban a la salida del curro y lo mismo te deshuesaban las piernas que se las comían con un par de pintas por cabeza.

Pero el invento de la época fue sin duda alguna, el miedo. Miedo a quedarte en la calle, a que tus hijos pasaran hambre, a que te pillaran robando un boli del almacén o haciendo la fotocopia el carné… Miedo a no fichar a la hora, miedo a no pedir las vacaciones según el formulario, miedo a que el jefe apareciera un sábado por la ofi y no estuvieras tú en tu mesa con de papeles hasta las cejas… Ahora que ya saben lo que pasa con la gente y también con las personas. Que, como dicen, dura hasta que dura dura. Que mucho miedo, mucho miedo, pero al final, acabas engañando a la máquina de fichar, fotocopiándole los libros del bachiller a tu hija y metiendo en las hojas de gasto la compra de la semana, qué coño.

Y como todo evoluciona y las empresas y las oficinas también, pues ahí siguen inventando sus cosas para que los jodíos empleados no sigan tocándose los huevos ni haciendo de su capa un rayo. Y ahora, en lugar los Residuos Humanos, lo que se gestiona es el Talento, que es lo mismo pero no es lo mismo. A ver si me lo explico. El Talento es eso que llevas dentro, que siempre tienes algo. Que puede ser mucho o más bien una pelusilla de Talento, pero algo llevas. Y entonces, los gafapastas van y dicen que “el activo más importante de esta organización son las personas”, que es la manera fina de decir “hijoeputas, cabrones, ya está bien de tocarse en lugar de estar a lo que se está, y hacerme el favor de moverme los expedientes, que llevamos diez días con la redefinición del proceso y lo tenemos todo como el primer día”.

No sé si me explico, pero Gestionar el Talento es como cuidar a las cabras: que coman y no se desmanden, que hagan su curro y no pidan ni pregunten ni se lleven bolis. Es la manera moderna de hacer lo que se hacía antes con el látigo. ¿Y por qué es moderna? Porque lo que se busca es que el esclavo se lo crea, le guste el látigo –como si fuera más soquista o asina.

El Talento es eso que tenéis todos, nos dicen. Ahora nos toca a nosotros cuidarlo, y regarlo y hacer que crezca y ponerlo en el sitio donde más mole. Lo cual viene a ser que te dan una mesa al lado la puerta los baños, o no, puede ser peor, te dan cuatro mesas para compartir entre cuarenta –que de eso ya hablaremos otro día. Y ¿todo eso a cuenta de qué? De que tienes Talento y te lo están gestionando, chaval

Que es que hay que decírtelo todo. Anda, tápate, tápate…



Uno de los primeros workshops de Gestión del Talento

2 comentarios:

WODEHOUSE dijo...

Jo!

Pero...y quién gestiona el talento del gestor de talento??? y valga la rebuznancia?

Acaso tiene talento el gestor de talento?.(Lo más seguro es que solo sirva para hacer de Piolín en el Chiquipark)

Eso del talento...cómo se mide y quién Se lo mide. A ver qué dice la mujer, oiga. porque a veces el talento está oculto, o no tanto...

Anónimo dijo...

Tú sí que no tienes talento. Ni gusto musical. Pero esto ya lo sabíamos.