jueves, 18 de septiembre de 2008

Mandamientos liberales. O de meter a alguien en la cárcel que sea Pamplinas.




Los servicios públicos son caca. A no ser que podamos vendérselo a los colegas del Centro de Amigos del Liberalismo, en cuyo caso los servicios públicos son los mejores de Europa y qué suerte que ha tenido este hijo de pobres que va a tener la mejor educación y la mejor sala de espera en Urgencias.
Democracia, dictadura o régimen tribal, no hay problema. Seguimos sirviéndole puerta a puerta.
Ninguna religión está en contra de la propiedad privada ni de los beneficios. Díganos la suya y nos haremos.
Nuestro beneficio exige que los contribuyentes asuman los riesgos que nosotros no vamos a correr en ningún caso. A no ser que la cosa salga bien, y entonces siempre habrá un contrato basura para sus hijos. Y un centro comercial con franquicias para que se gasten el sueldo los findes.
La única regulación aceptable del mercado es la que impide que entren las clases medias en Boggo o Gabana.
El relativismo moral es siempre una peste en los demás.
El bien común es caca. Un concepto sesentayochista y trasnochado.
La mentira no es un concepto moral, sino una herramienta de gestión.
En realidad, todos los conceptos morales lo son.
Y, finalmente, y por encima de todas las cosas, creerás en el Libre Mercado. Pero sólo hasta que dejes de ganar pasta, momento en el cual pasarás a creer en los Paréntesis del Libre Mercado por encima de todas las cosas.

No hay comentarios: