Y decides dejarlo por imposible.
Al cabo de seis meses de mierda y visitas frecuentes a los tanatorios, vuelves a tropezarte con él.
Lo que se dice de casualidad.
De puta casualidad.
Pero funciona. Entonces entiendes unas cuantas cosas.
El Blog del Hombre Topo
Al cabo de seis meses de mierda y visitas frecuentes a los tanatorios, vuelves a tropezarte con él.
Lo que se dice de casualidad.
De puta casualidad.
Pero funciona. Entonces entiendes unas cuantas cosas.
Una que ya se jubiló hace tiempo me dijo que lo que más quería era que llegara un tío que no la conociera de nada y que se la follara, así sin más, sin decir nada, sin explicaciones ni presentaciones.
Y que después, se fuera, se perdiera para siempre.
Juraba que sólo en ese caso, sería capaz de amarle y recordarle durante el resto de su vida.
Como caballero que soy, me ofrecí a tal menester. Pero olvidé un pequeño detalle. El hombre en cuestión debía ser un completo desconocido, antes y después. Sólo así podría amar su recuerdo.
Días después, en su jubilación, su marido no paraba de estrechar las manos de todo el mundo; nos decía "qué suerte, ahora ya vamos a poder estar juntos todo el día; lo que van agradecerlo los nietos...".
La sorprendí mirándome en la distancia no menos de tres o cuatro veces. Cuando me acerqué a despedirme de ella, me dijo al oido que ni lo intentara, que ya lo había dejado bien claro la primera vez que hablamos de ello.
Tenía un par de buenas piernas.
Y nada de conversación.
Estoy seguro de que hubiera funcionado.
Estos días del goteo de la vuelta son lo que yo definiría como de correrse del gusto. O ya me dirán sino, que es lunes y viene Fernández Mierda con la cara hasta los pies y moreno del copón de la baraja, que se acaba como quien dice de bajar del crucero con la parienta por todas las islas con mar alrededor.
O Jiménez Chupatodo, el bajito nuevo de contabilidad, que va de estrellita castro de los balances, que dicen que era el que le llevaba los libros a los Botín –un cachondo de mi planta dice que también los bolis-, cojeando por culpa de un tirón haciendo escalada extrema en Castellón de la Plana. Qué jeta, qué bajón que nos trae.
Y nosotros, que ya llevamos aquí desde el nomeacuerdo de agosto, rotos de las mismas entrañas del descojone.
- ¿Qué?, ¿de vuelta ya, Pérez Nabos?
- Hmmmm
- ¿Y qué tal sadao?
- Hmmmm
- Pues no sabes las ganas que tenía de verte, que tengo la mesa llena de recados para ti…
Hmmmm quiere decir eso, que el tío ni capaz de abrir la boca. Que está como que no está, que querría morirse, que eso que le llaman depresión posvacacional es muy malísimo de la muerte y a él justo que le está empezando. O dicho de otro modo, que se joda. Por imbécil, por capullo, por ser compañero mío desde hace ¿cuántos años?, ni me acuerdo, y desde entonces que me cae mal, como los callos con garbanzos a medianoche en la trasera del Airis.
Así van llegando.
Todos.
El goteo más dulce del año. A cada cual más moreno y más jodido.
- ¿Qué tal Koldo Jordi?
- Aquí…
- ¿Y esas vacaciones?
- Cortas…
- Lo que siempre se dice…
Koldo Jordi, el cabrón que se permitió dudar de mi honradez JUSTO cuando el último ERE. Estoy deseando que abra el correo. Fijo que de mil trescientos correos en la bandeja de entrada no baja. ¿Pero quién habrá sido el cerdo vengativo que ha ido propagando por ahí la noticia de que al bueno de Koldo Jordi le han puesto como único responsable de la Web de Quejas y Sugerencias del Empleado?
Hasta que consigan averiguarlo, mínimo que nos hacen otra OPA.
Perfect, genuine, complete, crystalline, pure