viernes, 24 de junio de 2011

Una semana cualquiera como si fuera esta última




El domingo me miré al espejo y el tipo de enfrente me señaló el camino: deberás salir a la calle y pedir que se termine el capitalismo y que la democracia sea de verdad representativa. De no hacerlo, no serás de mi agrado y por supuesto no volverás a verme. Ya me dirás cómo podrás peinarte a partir de eso.


El lunes no me miré al espejo, no tenía motivos para pensar que el tipo de enfrente tuviera nada más que decirme y no necesitaba peinarme. Abrí un periódico en el metro y un señor me llamó gilipollas desde dentro, nada más abrirlo. Me dijo que era un ingenuo, o peor, un terrorista, o peor, un abortista, un antisistema, o peor, uno que, teniendo aún trabajo, mordía la mano que le daba de comer. O peor, que no creía en mis representantes. Que tendrían que matarme y yo dar las gracias.


El martes, volví al mismo periódico, tratando de entender. No estaba el señor que me insultaba. Se ve que había salido. Otros que le cubrían la baja vinieron a decirme lo mismo, pero en peor, que si guerra civil, que si gilipollas, que si desorganizado, que si delitos tipificados en el código pentotal…


El miércoles me puse corbata y me miré al espejo. Tenía reunión con bollitos. Nos han comprado unos americanos, nos van a echar a cuatro de cada tres, pero eso sí, siempre con una bandeja de bollitos por cima de la mesa. El tipo de enfrente me dijo que llevaba un lamparón en la corbata. Es la única que tengo. Pues tú verás. ¿Y de lo otro? ¿De lo otro no tienes nada que decirme? resulta que me apunto a lo del 19J porque si no no vas a volver a salir a ver si estoy bien peinado; desde ese día, cada vez que abro un periódico, alguien me insulta y me llama asesino de niños inocentes. El de enfrente sólo me señala el lamparón. Yo no soy el que está en tu lado de la realidad, no todo te lo voy a tener que resolver siempre yo, cabrón.


El jueves, y como la reunión no fue ni bien ni mal, ni nos dijeron cuándo nos echaban ni cuánto nos iban a dar por echarnos, ni qué derechos nos asistían, pero sí que nos recordaron el concurso de postales veraniegas para hijos de empleados, decidí a la salida irme a putas. Salió a medias. La Maritornes, que es la que me lleva, libraba por una cosa de la pensión de viuda de militar, que no se la han arreglado bien y parece que ni IPC ni nada, que se la bajan porque hay una estabilidad del euro que es más importante que el ruido que le hacen las tripas a la mujer. Me ocupé con una colombiana muy agradable que no habla, que era profesora y luego se vino a mi pueblo y estuvo en un sitio de comida a toda hostia, pero la echaron y no tiene para pagarse el billete de vuelta y no hay programa social ni cristo que le haga una asignación de presupuestos. La desalojan de donde parece que era la hipoteca super fácil y remunerada del copón y queríamos ser tu banco pero claro, ahora en el paro, queremos ser tu hijoputa. La chupa bien y habla poco; de no ser porque a la Maritornes le debo un respecto y una sobresituación ya de años, a lo mejor le proponía ir más en serio a la colombiana.



El viernes y yendo yo distraído, un señor se me acercó con el periódico abierto justo por la cara del hombre que el lunes me llamó gilipollas y terrorista de esos vascos de Dildo. Que pregunta por usted, que le quiere decir algo. Yo muy mío, cogí el periódico y escuché todo lo que aquel gran liberal tenía que decirme. Que la democracia, él. Que Stalin, yo. Que los gayes son malos, pero sólo si hacen ruido y van de rojos. Que yo no tengo ninguna posibilidad. Que su grupo de comunicación es la verdadera esperanza y que la única manera posible de que volvamos a crecer es que la gente como yo simplemente se haga pobre y acepte cómo son las cosas liberales y vayamos a misa pero sin pedir nada a Dios, que no sea que tenga el día flojo y nos lo conceda y tengamos un lío de cojones.


El sábado cogí el periódico que me dieron el viernes y lo quemé en el lavabo, frente al espejo. El tipo de enfrente salió al rato, todo aspavientos. Estaba ocupado al parecer. Supongo que cagando o tocándose, porque yo nunca he visto que tenga más mundo que su cuarto de baño y todo lo más, una puerta negra que da al noséqué. Se quejó del humazo y me llamó y me cubrió de imprevistos, lo normal. Le puse el techo negro de cojones. ¿Y ahora cómo arreglo yo esto? Me la suda. A todo esto, el liberal demócrata de dentro daba un chillidos de los que dan los cerdos en mi pueblo el día de San Martín de Cuchillos Largos. Eres de papel, no te hagas la víctima. No tengo más que comprar otro ejemplar para que veas que no te pasa nada. ¿Y mi opinión?¿Y mi influencia social? ¿Y mi cabellera ondulada que sale de cojones en la foto? Me quema, me arde todo, antisistema, hijoputaa….


El domingo me asomé al espejo, el tipo de enfrente estaba rascando el yeso del techo, ni se dignó a mirarme. A partir de ahora, me peinaré a tientas. Qué fácil de decir, contestó el de enfrente desde su culo, que era lo que alcazaba a ver, subido a una banqueta roja de tres patas, idéntica a la que tengo yo y en la que me corto las uñas de los pies. A ti no se te ha puesto el techo negro, lo que por cierto es un misterio propio de mi surrealismo, que a veces se me ocurren y que molan puñados. Bueno, vale. No te creas que eres tú sólo. Por ejemplo yo voy a tener que estar unas semanas sin poder coger ni el metro ni nada con gente. El cabrón del periódico va a estar preguntando por mí a todas horas. Y mira, para una vez que la mierda se queda en tu lado, pues eso, que de puta maternidad, que me alegro a huevos llenos. Antisistema, decía el del espejo mientras apagaba la luz del baño para irme al sofá a matarme a pajas. Es que echaban Pueblo de Dios…

martes, 21 de junio de 2011

un mes tocándome los huevos



la verdad es que me prometí a mí mismo hacer de este mes de junio un hito en la historia de este foro; tenía algunas historias muy humanas, algunas reflexiones muy apropiadas sobre el fin del capitalismo y como siempre, historias de gente de mi barrio.


hubo una reunión con bollitos que fue la rehondonada, otra reunión en la que apareció una segunda paroxetina -que llevaba otro tío- y en la que acabamos todos a lácteos, una noche me habló una mujer misteriosa que andaba en sosten y bombachas por medio la calle, desde dentro de un anuncio me hablaba la muy cabrona, como para hacerme dudar de mi pacto de estabilidad.


a la hija de un vecino se le cayeron unos análisis sintácticos en la escalera y he estado tratando de entrar en un mundo nuevo y delicioso, aunque también lleno de peligros. Verbos transitivos, sujetos elípticos, subordinadas en erupción, complementos tonales entarimados... la otra tarde, estuve esperándole en el descansillo, para pedirle que no tirara los análisis, que me pasara los viejos, que yo LOS NECESITABA TANTO; su padre me dio de patadas escalera abajo. Cinco pisos y una entreplanta. Me tendré que apañar con lo poco que me dejó. Además, ya le han dado vacaciones y sus padres se la han llevado a Londres. Pero yo sé que no es verdad, yo sé que quieren separarme de mis análisis.


el montacargas de mi empresa comenzó de pronto, hace unos dies días, a oler tremendamente a una persona que amé hace un tiempo.



y así se me ha pasado un mes sin poner una puta nada en este lugar que es mi nido de ratas que soy yo que tal vez siga con ello que tal vez


puto tuiter....