domingo, 20 de octubre de 2013

El Estado del Bienmesabe

Durante los años de la Alemania nazi, si no eras judío, comunista, gitano, socialdemócrata o deficiente mental, simplemente no tenías nada que temer. El Estado se endeudó hasta el límite para relanzar las obras públicas, la producción de armamento o la extracción de materias primas. Es decir, que si no eras un indeseable, podías tener un trabajo y vivir decentemente. El resto, es decir, los que no eran como tú, simplemente no existían. En el fondo, si detenían a tu vecino, te hacían un favor. Así no tenías que verle. Te quitaban la desagradable sensación de que tú sí y él no. ¿Cómo se te iba a ocurrir preguntar? Bastante saben nuestros mandatarios, a qué voy yo a meterme. ¿Qué quieres? ¿Que me pongan el siguiente en la lista?
En este Estado del Bienmesabe que es la nueva visión de los pequeños capataces que nos gobiernan, si no eres inmigrante, parado, anciano o dependiente, si tienes medios para pagarte la escuela, los libros, las medicinas o la mamografía, tampoco tienes que temer. Como en la Alemania nazi, las tiendas abren, los teatros teatran cosas nuevas cada semana, los cines nos llenan las pestañas de 3-D, los cien montaditos echan carreras por la barra del bareto.
Es lo que querías, ¿no?
No preguntes. No te muevas. No.

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