miércoles, 24 de octubre de 2007

La culpa es del sesenta y ocho.



Lo ha dicho José María, que es un oficinista de puta madre, aunque por mí se podía quitar la melenita, que no pasaría nada. Nos viene todo de ahí, del sesenta y ocho. Todo lo malo, se entiende. De no haber habido un sesenta y ocho, ahora ni Dios se hace idea de lo bien que estaríamos todos. ¡Cuánta razón tiene!


José María, según me cuentan, está jodido porque él estaba de encargado en un sitio, y, no se sabe muy bien cómo, pero el caso es que le pusieron en la puta calle. Como lo oyen, el pobre se ha quedado con una mano delante y otra detrás. Y con lo que disfrutaba en la multipropiedad con los cuñaos. No me extraña que se haya puesto así.


Ahora, qué grande el tipo. Qué visión, cómo conecto con su mensaje. Pues, ¿no fue en el sesenta y ocho cuando mis viejos me pusieron a trabajar de ordenanza porque había que ayudar en casa? Yo, lo tengo claro. De ahí, del mismo sesenta y ocho, me viene a mí tanta mala hostia. ¿O es que creen que yo era antes así?


Pobre José María. A ver si se me coloca pronto. Que aunque no encuentre de lo suyo, todavía le cogen en algún ultramarinos como oficial de primera. Sí, de los que te cortan el jamon en lonchas con la máquina ésa tan chula. Para un tío que sabe tanto, yo no lo veo mal apaño.

3 comentarios:

El Profesional dijo...

Claramente, la culpa es del 68. Es más, la Dominación Wied del Universo empezó ese año con la venida al mundo del Gordo Cabrón Wied

Quic dijo...

¡Uy, por uno!

iperico dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.