jueves, 28 de julio de 2011

Son días oscuros



Son días oscuros. Días que cuentas una y otra vez porque te quieres ir. O porque quieres que otros se marchen. Se acerca el viernes, pero de aquella manera lenta y exasperante que tienen algunas enfermedades que nunca terminan de concluir su trabajo.




Son días en los que quiero que pase algo, pero en los que no moveré un dedo para nada que no sea estar sentado aquí, estar tumbado aquí, mirar la pared, contar nada en concreto. La cuestión es que no ocurran las cosas, pero que todo se mueva rápido, que los problemas se autodisuelvan en sí mismos.




El jefe nos reunió para la última revisión. Ya faltábamos la mitad. Como siempre, hizo sangre, pero no tenía ganas, se le veía lento, poco entusiasmado. Nada parecido a hace unos días. Son días lentos, en los que morimos un poco, pero no resucitamos nada. Dentro de una semana, estaré en otro lugar. O estaré en el mismo.

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