viernes, 23 de julio de 2010

Sekineh

Uno de mi barrio, que es un listo y un capullo, a la que le invitas a dos copas, te suelta eso de que a Dios no se le puede entender con la lógica humana. Yo más bien al contrario, pienso que Dios es la mayor y peor construcción de todas las que los humanos han erigido desde que se nos ocurriera eso de que tal vez encontráramos algo interesante si bajábamos de una puta vez del árbol.


El tipo de mi barrio, no vayan a pensar, es bastante de mi agrado. Dice cosas con sentido, ya digo que sólo desde la tercera copa. Y piensa, y yo creo que tiene razón, que si hay algo que sobra en este mundo, es Dios. Sobran los juicios, los credos, las condiciones, los castigos y los perdones. Sobran las penitencias, los cielos y los infiernos, y sobran los intérpretes acreditados de la única y verdadera voluntad divina.


Hay una mujer en mi barrio, que se llama Sekineh –ella, no mi puto barrio-, que tiene un problema serio con Dios. Al parecer, hizo algo que a Dios no le gusta, según, claro, un grupo de notables y sabios que nadie mejor que ellos para saber qué es lo que a Dios le mola de verdad.


El problema de Sekineh es que es mujer. Si no lo fuera, aun habiendo hecho eso que a Dios no le gusta, Dios mismo hubiera dicho –siempre a través de sus putos corresponsales- que vale, que bueno, que vete y no peques más, y que todo esto no se vaya a convertir en una costumbre. Dios es asina, a lo que parece. Juzga a los buenos y a los malos, a los tíos y a las tías, según tenga de calibrada la báscula ese día.


Si Dios matara en plan “te vi a meter un infarto que te vas a cagal”, pues vale. Seguiría siendo un capullo, pero pues vale. Pero, no. Dios no mata. No se ensucia las putas manos creadoras de todo lo visible y lo invisible con la sangre de pobres mujeres mierderas y pecadoras. No. Le dice a sus ayudantes en el mundo, que son santos y se marchan a la santidad del cotidiano sueño reparador sin una mierda de problema de conciencia, que cojan y las metan de piedras hasta que todo rastro de la vida, de las ilusiones y de los recuerdos de la pobre Sekineh se hayan convertido en un barrillo seco y de color cereza.


www.freesakineh.org

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mi más sincero, combativo y ateo ¡Amén!