martes, 2 de febrero de 2010

Leyes fundamentales de la tectónica de placas – y 2

En los límites entre placas tectónicas, llamados fallas, fruto del roce y choques entre dos o más placas, suelen producirse liberaciones de grandes cantidades de energía que finalmente pueden dar lugar a violentos movimientos en la superficie de la Tierra.

Los movimientos más violentos e intensos pueden llegar a derribar edificios, incluso ciudades enteras, si éstos no han sido construidos de acuerdo a las normativas anti sísmicas, lo cual suele suceder en todos aquellas sociedades donde importa más tener un techo que cumplir una normativa, o comer en lugar de mantener una postura ética ante la vida.

Una vez producida la liberación de energía y caídos los edificios, y teniendo en cuenta que siempre hay gente dentro de los edificios, y teniendo en cuenta que en las sociedades donde importa más comer que las normativas, también pueden presumir de sobredimensión demográfica, obtendremos como resultado un factor de multiplicación nunca inferior a 100.000 para cualquier cifra de muertos, habremos conseguido lo que técnicamente se entiende como una tragedia humanitaria.

Las tragedias humanitarias disparan el reflejo asistencial del ser humano, mediante el cual se ponen parches en lugar de arreglar de verdad los problemas. Es decir, se envían muchos aviones, durante unos meses, pero nunca TODOS los aviones durante SIEMPRE; eso sí, van llenos de cosas ricas como tiritas de colores y natillas caducadas, aunque a los dos o tres meses se terminen y adiós muy buenas, que nos vamos, que hemos quedado para la siguiente catástrofe humanitaria.

Hay fenómenos tan interesantes y hermosos como la carta del Jefe de Recusos Humanos que ha echado a unos cuantos capullos de su empresa en Nochebuena, y por teléfono, notificando al resto de empleados vivos que colaboren con la catástrofe de la placa tectónica que libera energía. Y abren una cuenta y ponen unos letreros monos en la escalera. Y el empleado que aún sigue en la empresa, esperando a que cualquier día le toque a él la necesaria adaptación del tamaño de nuestra organización para adquirir una mejor capacidad competitiva, dará su donativo, más que nada por si alguien se da cuenta y le pone en la lista de los no imediatamente echables. El banco que generosamente NO ha brindado su cuenta corriente para tan elevado fin, le cobrará al empleado que aún no se lo termina de creer, una comisión que no es gran cosa, pero que sumada a las muchas muchísimas no tan grandes cosas, pues ya ve usted que la Banca española es un ejemplo en todo el mundo, y lo orgullosos que debemos estar todos.

Y así, dentro de seis meses o un año, las placas tectónicas se seguirán moviendo, los bancos se continuarán apuntándose comisiones por los donativos de los empleados que aún no saben que ya les ha llegado la hora pero el tío que se lo tiene que decir se ha cogido unos días con la parienta y se lo va a decir a la vuelta. El tío que le va a comunicar la noticia del despido está en una ONG moviendo piedras en Haití y haciéndose fotos con los pobres. Luego, ya en casa, se dará una ducha, y se llegará hasta la oficina a cumplir con tan penoso deber de ajustar el tamaño de la organización a sus verdaderas necesidades dimensionales.

La prensa que habrá vendido lo suyo, las teles que habrán conectado lo suyo, con sus corresponsales fenómenos, que saben poner caras y lucir guayaberas como pocos, en seis meses, ya se habrán marchado. ¿Qué quedará en Haití? Un par de cajas de leche en polvo sin abrir, y probablemente, una deuda de cojones, que es lo que te pasa si la tectónica de placas decide liberar energía precisamente en el puto orto del mundo, del que además, ni se te ocurra querer salir.

No se lo van a creer, pero aún hay quienes piensan que esto de la tectónica de placas no es una cosa de ricos y pobres. Pero eso es porque la geología no es una ciencia a alcance de cualquiera.

6 comentarios:

El Profesional dijo...

Compañero, te debo un buen morreo en los morros. Una vez más. Al final va a resultar que tienes el corazón más grande que la cabeza. Escribir así sólo está al alcance de unos privilegiados.

Anónimo dijo...

que grande eres, y que corpulento

el hombre topo dijo...

Profesional, no me gustan nada esas amenazas. Morreos, como decía mi santa madre, sólo los justos para traer hijos al mundo.

Y otra cosa, no se me ablande mucho, que solo le han hecho jefecito de una mierdecilla de negociado.

El sabado espero que tenga usted tanto valor como del que presume. Habremos de vernos las caras.

Anónimo dijo...

Más razón que un santo, amén y todo lo de acuerdo que se pueda estar... pero me reconocerá que qué menos mal que estamos en este lado de la placa, aunque nos redimensionen las economías y demás.

Un saludo espantado.

el hombre topo dijo...

Nadna, a usted se lo reconozco todo y más. Pero el problema del lado éste nuestro de la placa es que a veces da mucho asco. Habrá personas que crean que este post es de ficción, pero nada de lo que en él se dice es inventado. Y quedo a sus pies, con admiración y agradecimiento.

Profesional, su lengua de usted es un poco enorme. Hay partes internas de mi cuerpo que aún no se han secado de lo del sábado noche. Por cierto, no es la primera vez que usted y yo morreamos en esa misma esquina. Ni que estamos tan borrachos en esa misma esquina. ¿Se ve usted con ánimo de buscar un patrón de comportamiento a todo ello?

El Profesional dijo...

Yo le busco patrón y hasta marineros si quiere, Ahab. Y el odka no se seca, hay que evaporarlo mezclandolo con cervezas...