viernes, 11 de septiembre de 2009

Arde el Cinturón Pijo


Son ya muchos años de no poder más con las fuerzas represivas, de aguantar carros y tanquetas, el pueblo ha dicho basta.

Hay una esperanza para los idealistas, para los que creen en un mundo más justo, o cuanto menos, mejor amueblado. Ha nacido una generación de luchadores, de jóvenes con la mirada turbia y la lengua temblona que quieren más y mejor, y lo quieren ya, y se acabó, hostias.

Y no están sólos, que junto a ellos, marchan alegres sus padres y también sus madres y sus tías y las abuelas que pueden caminar. Qué torpes las autoridades, qué torpes han sido al tratar de oponerse a este movimiento espontáneo de las masas pijas que se levantan contra la opresión de los que quieren que se acuesten prontito.

Hora es ya de quitarnos las caretas, amigos. Digamos claramente dónde estamos cada uno, sean desterradas para siempre las ambigüedades. ¿Eres de los de los niños en la cama a las tres? Pues da la cara y dilo. Maldito seas, pretender dormir cuando la juventud está en la calle con sus cosas, aprendiendo a relacionarse y meando en tu portal. ¡Serás miserable, sólo pensando en lo tuyo!

Adiós, cinturón rojo. Adiós, obreros de la Standard, la SKF y la Pegaso, adiós sindicatos clandestinos… Estáis pasados de moda, ya lo dijo el de Nuevas Generaciones. Comunistas, socialistas, gentuza… que estáis muy antiguos y obsoletos. ¿Qué es eso de quemar conventos, cuando tienes a mano un buen recinto ferial, que está mucho más preparado de infraestructuras y de todo?

Esta noche, todos a los polígonos, y a los recintos… ¡Botellón o Victoria!

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