jueves, 18 de junio de 2009

No sé.

Por mucho que se empeñe Paroxetina, las cosas no mejoran.

Seis meses, espérate a los seis meses, me decían todos. Pues bien, señores, aquí estamos, a las puertas de la fecha y nada nuevo que contar. Bueno, sí, que me levanto y voy a trabajar. Si no, a ver quien la aguanta con los chillidos que pega, sentada al borde de la cama hasta que por fin hago por levantar.

Pero, aparte de eso, el dolor y soledad son los mismos. Ella está en todas partes, con su sonrisa y sus montones de úes a todas horas. Vale, tacho lo de soledad. Pero ¿y las pocas ganas? ¿y el asco que me dan los demás, las pijas que discuten del veraneo y los gordos con mocos que miran los reportes con cara de tepillé? ¿y el asco que me da la gente que va en el metro? ¿y las dudas de tirarme cuando entra el tren por la estación?

Eso es que estás mejor, me dice todo el mundo. ¿Mejor de qué? Mejor de que eso es lo que nos pasa a todos. Mejor de que ya no eres tan diferente.

Paroxetina mueve la cabeza suavemente. Eso es que está de acuerdo.

1 comentario:

ATT dijo...

Evidentemente, hombre topo, lo que hace falta son copas con los colegas. Con dos jóvenes (ya no tanto) y con gafas, concretamente.