domingo, 18 de enero de 2009

Alguien nuevo en mi vida

El miedo me tiene paralizado. Ha entrado alguien en mi vida. Desde hace un par de tardes. Dice que se encargará de mí, que ventilará y me quitará los tufos. Claro que cualquiera se fía. Ya se sabe cómo empiezan estas cosas: te lo prometen todo. Lo que haga falta por ti. No habrá noches ni días. Todo por ti, vida de mi vida.

Muy clásico, ¿pero qué puede esperarse a estas alturas de la vida? Si estamos todos ya como pasas. Pues te agarras a lo que haya menester. Promesas de fidelidad eterna, exaltación de los sentidos, frases entrecortadas… Yo te daré, yo te quitaré, conmigo jamás y conmigo siempre… lo que haga falta por no dejar de estar sólo en el hoyo.

¿O es que acaso a ustedes no les pasa lo mismo? ¿A quién tratan de engañar? ¿A mí? Tómense algo, métanse en el baño y dense un par de pasadas al manubrio, pero dejen de jugar a las personas centradas y perfectas, que entonces éste no es su blog.

Y a todo esto, ¿quién me puede decir que esto llegue a durar mucho más de un par de semanas? ¿Debo creer en ella? Han sido tantas las decepciones… Ni recuerdo ya las veces que me he dejado llevar por la ilusión, para acabar como siempre: un desierto por frente, y mucho hielo en la espalda.

Lo que es por mí, ya me habrían tenido que ir a buscar al Airis. Pero la Encarnación me ha puesto la proa. Esta vez va en serio, dice. Un ultimado en toda regla. Mejor te curras esta relación. Entonces sí, podremos ser amigos. Lo que tú quieras podremos ser. Pero que quede bien clarito. A tu novia ni me la faltas. Nada de fallos ni renuncios. Dedícate a ella, quiérela. Parece buena chica. Su fama, desde luego la precede. Ni se te ocurra venir por aquí a llorarme tus penas. Éste ha dejado de ser tu sitio.

Vale. Si eso es lo que quieres. Me dejo hacer.

Si al menos tuviera otro nombre… No sé, cómo que me sigue echando un poco para atrás.


Paroxetina.

Dicen que es cosa de unos meses. Y que luego te pones bueno.

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