martes, 15 de abril de 2008

Tiempos. Mudanzas.


En mi oficina llevamos unos seis meses con el asunto de la reorganización, lo cual mola. Anda todo el personal como preocupado, con sus cosas y pensamientos de un lado para el otro, saludándose así con monosátiros, que si te dicen “jú”, tú contestas “ah”, así, moviendo la cabeza y poco más. Las máquinas de café están de bote en bote y ya han dicho que joder que se vaya por turnos, que no es solo que no se quepa, que hay que estar llamando al reponedor del café dos o tres veces por día, y es una pasta. Aunque yo creo que lo que no les gusta a los gafapastas de Residuos Humanos es ue estemos ahí haciendo ruidos y echando rumorologías.

Que están los cuerpos nerviosos, para que se me entiendan. Suárez Villegas, que segurito que se lo mandan a Lugo, a llevar la territorial de allí. No me jodas, pero si ése no tiene ni puta idea de nada, ¿qué va a hacer allí él solo rodeado de toda esa multitud de lucenses de alrededor? Pues eso. ¿Y Ortigosa, con las ganas que tenía, que la parienta suya era de por allí? Bueno, es que no te quería decir nada, no comentes, pero parece que a Ortigosa se lo pulen de fijo. ¿Y eso? Hooombre, ¿no ves que se jubila López Carretillas? Pues ya se sabe, como Carretillas era el protector de Ortigosa, pues en cuanto falte de la oficina, al otro le van caer de hostias hasta en el carné del videoclú.

¿Saben de lo que les hablo? Pues así todo el rato. Que si éste, que si aquel, que si van a crear una nueva estructura comercial con una visión de verticales de negocio, o no, que en realidad, van a horizontalizar todas las prácticas de negocio, en un diseño matricial que, aunque dirigido a optimizar nuestra estructura de costes, nos permita estar más cerca de nuestros clientes.


¿Preocuparme yo? ¿De qué? Todos los años hay una reorganización por lo menos. Y yo soy Zen, ¿se acuerdan? Yo no tengo aspiraciones materiales, ni de las otras tampoco. He alcanzado el estado fenómeno ése, y además, me suda los cojones lo que hagan. Con la antigüedad que tengo, a ver quién tiene eso mismo de decirme nada.

Este año, como las cosas no van bien por culpa de la crisis y de los rojos –ya se sabe cómo son esta gente, que sólo son felices hundiendo la economía-, pues llevamos ya dos reorganizaciones. Y con la última llevamos ya cinco meses de rumores. Y lo que queda, Barbarita, que dicen que hasta el verano no se hace nada oficial. O sea, que el decojone va a ser fino. ¿Que por qué?

Parecen nuevos, coño. Porque no hay cosa más cachonda y fina que sacarte tú los rumores y ver cómo la gente se va poniendo de colores. Porque los rumores, tú los lanzas, y ellos viven sólos. Crecen y se desarrollan, y se ramifican y se clonan y se crean nuevas especies, más evolucionadas y dañinas. Ayer, por ejemplo, lancé el rumor de que se pulían a mi jefe y al final de la tarde, me dijeron de buena tinta que le habían pillado metiéndole mano a la secretaria del Director General, que es una señora mayor que lleva toda la vida en la oficina y que de joven fue madrina del Consejito Delegado, o sea, que a mi gafapasta inmediato no sólo se lo follaban por malo y por tonto, sino que le iban a meter un paquetorro por salido y acosador de viejas. ¿Ven cómo mola?

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