martes, 5 de febrero de 2008

Historia de lo Mío - 6




- El Hombre Topo –contesto.

Silencio. Pensar. Mal rollo.

- ¿Quién te ha dado este número? –cabreo es poco.
- Urbasón, digo Claver –creo que me he acordado tarde de la promesa que le había hecho de no decir nada; en realidad, lo he hecho por joder.
- ¡Menudo cabrón! Ya hablaré yo con él -toses
- Hombre, es que es un tema importante. Argoitia me dijo que te localizara.
- ¿Me está buscando Argoitia? –menos toses, menos prepotencia también-. Pero si ya le he dicho a Claver…

Pausa. Pensar.

- ¿Y para qué me está buscando Argoitia?
- Pues ya ves, que cierran hoy el ejercicio del mes y como no metamos las facturas del último hotel, no se las pagan…Si te parece poco.

La tía es un concurso de toser. Se debe haber apartado del teléfono, porque ahora suenan con eco.

- ¿Y no puedes resolverlo tú?
- No
- Vamos, no me jodas, Hombre Topo. Si eras el que lo hacías antes de yo llegara…
- Sí, pero no lo hacíamos igual. Tú desglosas la factura en conceptos, y yo lo que hacía era consolidarla con otras, haciendo una grande. Argoitia prefiere tu método. Dice que cuela mejor.
- Joder…

Por la pinta que tiene esto, sigue sin haber un ganador claro en el concurso de toses, han convocado otra ronda eliminatoria. A unas posecitas breves y saltarinas, suceden otras más graves, húmedas y pesadas. Me está poniendo, la jodía. Creo que debería plantearse en serio lo poner su propio espectáculo: una mezcla de esputos compulsivos y strip-tease. No sé ustedes, pero yo pagaría por ir a verlo.

- Si es que no puedo moverme…
- Pues macho, yo qué quieres que te diga…

No se lo voy a poner fácil, no señor. Que lo pida, que sea ella quien dé el puto paso adelante.

- ¿Y si lo hacemos para el mes siguiente?
- Son más de mil euracos. Si quieres, le comento a Argoitia.
- No, no... Tiene que haber algo que podamos hacer...

Me la imagino dejando un charco junto al teléfono. Esto no puede continuar, como no resuelva alguien esta situación, no vamos a poder salir.

- ¿Y no podrías?
- No.
- ¿Pero y si te lo explico?
- Tampoco.
- Joder, Hombre Topo. Entre compañeros…

Aquí te quería yo tener. Aquí.

- Se me ocurre una cosa, pero no sé si vas a querer…
- No, no. Seguro que sí. Cuenta cuenta…
- Si me acerco un momento con los formularios y las facturas a tu casa…

Es una buena chica, a pesar de todo. Recibe la hostia con entereza.

- ¿Lo ves necesario?
- Yo creo que sí. Si apareces por la oficina, seguro que te piden alguna otra cosa, y no te vas a acabar yendo. Yo puedo coger ahora mismo un taxi, y, según donde vivas, antes de un par de horas, estar de vuelta con las solicitudes hechas.

Claro que podrías estar engañándome, ¿eh, Moreno? A lo mejor no tienes gripe ni toses, y estás en tu casa porque lo que sea. No puedes dejar de pensar en Alcocer y su lindo cuello en dos. O a lo mejor no quieres que te sigan preguntando todos en la oficina por qué lloras. O porque estás apretándote al Fernández-Agrio en tu casa, con la luz encendida, en día de labor, y sin fichar…
Bueno, si me prometes ser rápido… Apunta la dirección.

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