lunes, 27 de septiembre de 2010

Asomándose al abismo –generacional.


Mis padres y abuelos decían que el trabajo duro y la honestidad eran las llaves del éxito en la vida.


Mis hijos y nietos están el paro. O tienen un trabajo precario, mal pagado y sin espacio para hacer planes de futuro.


Mi generación fue la que inventó las palabras estrés, baja por depresión y crisis de ansiedad.


El modelo capitalista basado en el crecimiento –del negocio, de los beneficios, del consumo-, continúa vigente. En eso no se han registrado cambios.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Esto iba a ser una cosa, pero ya es otra

A mi alrededor los hombres de la izquierda reducen los derechos de los trabajadores, y lo hacen desde la perspectiva histórica y social de la izquierda, que es una fuerza renovadora, pero ante todo responsable. La derecha de a mi alrededor se lo está pasando cañón con la izquierda de mi alrededor.


A la derecha de antes, la que tengo alrededor, se caga en los putos gitanitos. Los manda a tomar por culo y les dice que a acampar a su puta región. Vale. La izquierda de mi alrededor que es histórica y responsable en el fondo y mira tú por dónde, casi mejor que me callo y comprendo, que es verdad que a veces somos muy duros con la derecha y hay que entender que no es el mismo un ciudadano que un gitanito.


Dos buenos temas como para crecerme y ser hombre y topo a la vez. Pero, ¿saben lo qué de qué? Que anoche volvió Paroxetina a casa. Sí, ya saben, lo habíamos dejado y esas cosas. Pero, ¿qué podría decirles? ¿qué podría no decirles? Ha vuelto y las cosas son de nuevo con mi Paroxetina a la espalda, a los lados, por las frontales.


No sé, a ver qué pasa con la huelga y los gitanos. Pero a mi Paroxetina le importa una mierda. Ella sólo quiere gritar en silencio junto a mi oido.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Volatines y Rezapatetas.



Parado en un semáforo. Delante de mi un tipo se saca unos palitroques de donde coños los llevara. Los lanza hacia lo alto, ¿una ofrenda a los dioses?. Los lanza consecutivamente, uno ahora, otro después, el tercero justo cuando recoge el primero, que regresa ya desde la casa de los dioses.

Los semáforos, ay, no son eternos. Y ya está el hombrecillo verde con los temblores, así que al muchacho de los palitos no le queda mucho tiempo para lo que viene después. Que es pedirnos una moneda por sus quince segundos de compulsión.

- No puedo darte nada. No estaba atendiendo.
- Serás hijoputa.
- Estaba pensando en la huelga.
- Da igual lo que decidas. Tanto si la haces como si no la haces, acabarás aquí.

El tío me deja con la palabra en la boca, le quedan un par de coches al alcance de la mano antes de que el semáforo cambie. Antes de salir corriendo hacia la seguridad de la acera, según pasa de regreso por mi coche, me dice en tono de grave advertencia:

- Te quiero aquí el lunes a las ocho. Puntual. Las pruebas de acceso a candidatos comienzan a esa hora y ni un minuto más.

El desierto y el delta.


Todo.
Nada.
Lo único que es real.
Lo único que es cierto.