lunes, 31 de diciembre de 2007

La última noche



You know I went home last night
Sat down on my bed and cried.







jueves, 27 de diciembre de 2007

Las buenas familias no se pelean por Navidad.



Continúan odiándose en silencio.
Durante toda la cena.
Mirando hacia abajo.
Sorbiendo el consomé.
Metiéndole mano a la cuñada por bajo la mesa.
Yo no tengo familia.
Pero si la tuviera, sería como les estoy diciendo.

miércoles, 26 de diciembre de 2007

El mejor homenaje: retrato robot de los que acuden a mi por primera vez.


Dejaremos de lado a todos los que son amigos de uno que cree que me conoce. De esos no voy a ocuparme, ellos sabrán por qué lo hacen.


Llaman mi atención sin embargo los que llegan a este blog por la primera de sus veces.


Unos, resultado de teclear "términos empresariales" en el buscador. Y otros, tras cliqui cliqui "masturbación compulsiva". Desconozco con cuántos dedos lo hacen en cada caso.

Por lo que a mí respecta, queda más que demostrada la estrecha relación entre ambos conceptos.

lunes, 24 de diciembre de 2007

Historia de la Mío - 4


Al final me ha llevado más de la cuenta. Se me había olvidado lo de la copa de navidad, una especie de mierda que celebran todos los años en la oficina. Bueno, todos los años no, sólo desde que los gafapastas invadieron el mundo, con sus tendencias y sus disfraces de buen rollito. Mala gente, háganme caso. Si aún están a tiempo, no permitan que ningún (o ninguna, que también) gafapasta entre en su vida. Lo primero que harán será tratar de redecorarles la vida. Y eso es jodido, porque no estamos hablando de un lema comercial graciosote y buenista, estamos hablando de cambiarte el contrato de fijo a obra, de quitarte días en la indemnización por despido, de restar días de vacaciones a cuenta de los ratos que bajas a fumar, estamos hablando del MAL en su destilación más pura y simple.

Al menos, consuélense con una cosa, estos tipos no dan mucho de sí y a poco que se sea listo, se los puede uno merendar. Continúen con la historia de lo mío y ya verán.

Copa de la empresa, en plena calle del ensanche del centro del barrio fino. Sitio trendi, música fina, muchachas con piernas debajo de las tripas. Y una caterva de gentuza como el que aquí pone las letras en plan “esta noche me lo voy a beber todo por cojones” .

Como ésta es la historia de Alcocer y su cuchillo en la garganta y de por qué lloraba Moreno la nueva, me van a permitir que me ahorre lo de la fiesta. Vomité digamos que no tanto como el caudal del Ebro en Tortosa, pero sí una cantidad razonable como declarar el local como zona catastrófica. En concreto, hay una muy perruna de Legal que quiere hacerme pagar por sus zapatos. Sabrá mucho esa de abogados, pero yo más de hacerme el sueco. A ver quién y cómo llega antes a la conclusión de que lo nuestro es imposible.

Pero como decíamos ayer, que diría San Juan de Aznalfarache -el de las tortas de aceite de Inés Rosales que en realidad son de Castilleja de la Cuesta-, yo, así de vomitado y resacote, no estoy para ir a ver a nadie, y mucho menos a Alcocer y su cuchillo o a Alcocer y su despacho. Mejor lo dejo para otro día.

Lo que sí, y ahora que me acuerdo, que la nueva no paraba de bailar y echar risas. ¿O acaso era el pedo? Estaba ahí muy de apretarse con el Fernández-Agrio. Y sin disimular ni nada ¿Serán familia? ¿Tendrán algo que celebrar?

No puedo seguir pensando. Cierro los ojos. Soy una torta de aceite.

viernes, 21 de diciembre de 2007

Grandes Personajes del Momento de Ahora. Hoy: Sol Il Zo

Sol Il Zo no tiene los ojos así chiquinos ni rectitos, pero es un coreano del norte y de puta madre. Él antes de ser de Corea del Norte, se vino al mundo por la parte de Tarragona o Reus y se llamaba Alejandro como el del Magno que después de comer te calientas las pelotas que da gusto. Los hay que dicen que es hijo de marquesina, que venía ya equipado vamos. Pero eso es por la envidia que le tienen y porque hay mucho capullo a sueldo del tirano de Occidente, que es uno que hoy no toca pero que no se llama Alejandro ni nada.
Desde que era bien muchacho, y en lugar de hacer como todos los de su edad, que se gastaban la paga de sus padres en drogas y discotecas, Sol Il Zo usaba todos los ahorros en su única pasión, que era irse a Corea del Norte. Siendo aún un marrajo desarrolló ni de más ni de menos que la primera página gués del gobierno de Ñomñán (que es donde tienes la capital si eres de los coreanos). ¡Qué cosas tiene la vida! Que según naces en Tarragona, en seguida te pones a hacer el coreano (del norte, ya se ha explicado esto antes). El muchacho, cuando estaba en la universidad, en vez de comprarse el Interrail para irse con la guitarra y los porros a ver Innsbruck o Goteborg, ahorraba y ahorraba para que le diera el billete para Ñomñán. Oyes que debe ser bien difícil irse hasta allí, que no va cualquiera, ni Viuda e Hijos de Chang Chong Yen, Autocares con Aire Acondicionado. Pero allá que sabía él llegar, y nada más bajarse del oso panda se probaba el uniforme ese pardo y le quedaba siempre fenómeno y se hacía montones de fotos, que hasta le salen los ojillos así cerradinos en plan “pero qué bien que me estoy adaptando yo al comunismo”. Un día vino un hada madrina y le dijo: "Te concedo tres deseos, Alejandro", y él dijo "quiero ser coreano del norte" tres veces. Y la madrina, que era buena pero tonta ni un pelo no te pases, le dijo "concedido, pero más tonto no puedes ser chaval, que has repetido y en vez de tres, te quedas con uno". Eso sí, le dejó elegir que si del Norte o si del Sur. Ahora Sol Il Zo, que es un tío majo, pero majo majo, está super integrado de cojones. Los encargados están encantados con el muchacho. Tiene un blog y todo, y cuando va un periodista español o americano o de Avilés, que él los atiende a todos, les pasea por los monumentos al líder y por la casa natal del líder y por el sitio donde el líder salvó a la nación, que son sitios que están muy bien conservados y tienen a la salida un puesto de helados, receta del líder. Y si quieres te deja hacerte fotos con él y todo. Y si vas en grupo, él va y os la hace, que es así de majete y no teneis más que poneros y decir patata. Guisqui mejor no que es pro occidental y ya que estás en su casa no vas encima a tocarles los cojones a los muchachos, que ya bastante cara de escocidos se les ve a los pobres.
A tanto ha llegado la cosa que los encargados ya le han hecho fijo y encima, como son así de naturales para todo, le han hecho que si soldado honorario del ejército suyo que tienen, que si presidente de la asociación de amigos de los de allí y aquí y en todas partes, que si delegado del comité de relaciones con los putos extranjeros, que si delegado consejero del frente anti imperialista que te cagas, que si secretario del plan quinquenal de productos típicos de Tarragona…. cualquier cosa les parece poco para el chaval. Pero lo grande del todo es que al tío, con todo su comunismo y lo que quieras, le ha dado tiempo para sacarse su título de Agente de Seguros o Comercial de Cosas, o Consultor de Algo, no sé, pero título bueno. O sea que no sólo va y viene de Corea, que el muchacho ha estudiado, que nos ha salido hecho todo un camarada de provecho. Porque, como diría mi madre, "eso del comunismo está muy bien, pero donde esté una oposición...".
Ahora, lo que es al chico, es que no hay nada como el comunismo. Vamos, que le gusta pero bien, más que a mí las tetas. Así es la cosa con la gente: que a algunos les gustan las setas o el bricolage y los hay que lo dan todo por el comunismo. ¿Que qué te gusta? A mí, el comunismo, yo soy así. Pues yo soy más de Marlango. Bueno, pero nos podremos llevar bien.
Eso sí, comunismo del bueno, nada de garrafón. Que ya que estamos haciendo el gasto, pues no nos vamos a quedar en un sucedáneo. ¿Los rusos? Uy, ésos... A ésos como que hace ya tiempo que no les queda ya la salsa como antes. Que sí, que vale que fueron ellos los que se inventaron la cosa, pero que ya no es lo de antes, que no sabe lo mismo. Como mucho, lo único que les queda son los tíos esos que te arreglan un grifo entre semana y los domingos te venden la gorra de Coronel del Ejército Rojo con una mesita de camping en Cascorro. Y de regalo, una Órden de Lenin, que quedas fenómeno si tienes boda.
¿Y de los chinos? ¿Qué me dicen de los chinos? Puro revisionismo. ¿A qué viene eso de Comunismo Capitalista? ¿De qué esas mezclas? Si es que no se puede decir más veces: "que mezclar tanto te va a acabar haciendo daño, chiiico", que mira como le dejé yo los zapatos a Herminia la de Legal la otra noche en la Copa de Navidad de la empresa ...
Así que si usted lo que busca es comunismo del bueno, del fetén, que no ha caducado ni se han vuelto de repente todos marineros, pues lo suyo es Corea del Norte. Según se mira, arriba a la derecha. Burócratas, asesores, delegados, mártires, líderes… allí por tener tienen de todo. Y, lo mejor de la cosa, la razón primípara por la que el chico la Alejandra entra con derecho propio como primera figura de nuestra galería de grandes personajes ilustres: que Corea hasta los topes de oficinas oscuras, sin ventanas a la calle, con funcionarios que apenas ven la luz y a los que alimentan por bajo las puertas. El paraíso de los hombres topo. Ustedes no sé, pero yo ya me he comprado el Assimil de coreano, he pillado ya billete en el Alsa de Ñomñán, y me estoy dejando la salud en el pasillo de casa practicando el paso de la oca a todas horas; de éstas me dan mi propia oficina.

Se va a cagar la perra.

N. del A.: todos los personajes que aparecen esta sección son reales y verdaderos. ¿A que acojona?

martes, 18 de diciembre de 2007

Mi papelera. Y yo.

Dark was the night.





Cold was the ground.

domingo, 16 de diciembre de 2007

Dos millones de comidas de empresa.


Quince millones de tíos y tías cebándose.




Dos millones de jefes haciendo un breve pero cálido discurso.

Seis millones y medio de indigestiones. Cuatro millones cientoveinticinco mil pedos.
Doce millones trescientos mil menús ya cerrados, con carne o pescado a elegir de segundo.


Cuatrocientos veinticinco mil graciosos, chistosos y fenómenos.



Un millón quinientos sesenta y siete mil muermazos.



Treinta y cinco mil tías fáciles.



Ciento doce mil quinientos tres pesados y babosos.


Cuatro millones de pacharanes.




Tres de licores de hierbas.





Un millón ciento sesenta y cinco mil "¿quién se viene a tomar la última?".


Un millón ciento sesenta y cinco mil "dirás mejor la penúltima".



Tres millones de personas tratando por todos los medios de no volver sólos a sus casas una noche más.



Treinta y cinco mil setecientos polvos echados a todo correr. Setenta y un mil cuatrocientos bajones al día siguiente.





Y un par de taxis para todos.


No se trata más que de una visión de conjunto, tampoco vayan a ponerse así.

jueves, 13 de diciembre de 2007

Diccionario Breve de Términos Empresariales Gilipollas. Hoy, el Trabajo en Red.


Trabajo en Red, Comunidades Virtuales, Entornos Colaborativos.... ¿alguna idea de qué va el asunto? Ya veo, me ha tocado lo mejor de cada casa. En fin, servidumbres de ser un genio. No se preocupen. Tengo un gráfico que lo aclara todo:


¿Qué? Ni puta idea, ¿verdad? Bueeeeno. Pues vamos para allá.

Para empezar, levanten la vista de su sitio. ¿Qué es lo que ven? Me refiero a quitando los teléfonos, las papeleras, los boxes con las fotos de los críos, las plantitas, los botes de lápices, las pantallas de los pecés con sus muñequitos colgando, el calendario tachado o los salvapantallas de Mijatovic celebrando la séptima... ¿Qué es lo que ven?

¿Nada? A ver, piensen un momento. Algo más habrá, ¿no? Tienen cabeza y piernas y son esas cosas que están hablando por el teléfono o tecleando. Hay un grupo de ellas en la máquina de café, justo a la izquierda del despacho del jefe. ¿Ya? Se llaman personas. Son como usted y como yo, bueno, con una diferencia: ellos son gilipollas, usted también, yo no. Aunque a efectos del curso, vamos a asumir (que ya es asumir) que usted no es gilipollas. Es que si no, no nos va a quedar lo mismo.

Hasta el día de hoy, usted tiene un jefe. Normalmente, será como el mío, imbécil, trepa y con acné. Bueno, y un acojonado de cuidado, pero de eso habrá ya tiempo de ocuparse. Tiene un jefe y unos tíos y tías asquerosos que se pelean con usted a la hora de repartirse las vacaciones, los aumentos de sueldo y el reparto de objetivos. Eso se llama Departamento y sirve fundamentalmente para agrupar las reses, pero dentro de un edificio de oficinas. El Jefe del Departamento a su vez tiene otro jefe y así se van sumando hasta hacer un arbolito que se llama organigrama y que ayuda a dividir a la gente en dos tipos: los que disfrutan con ellos -y los dibujan y los corrigen, los celebran, los explican muy serios...-, que es gente que se podría emparedar sin que ocurriera gran cosa, y el resto de la humanidad que no pintamos organigramas ni puta gracia que nos hacen, más que nada porque constituimos el relleno de los mismos suyos.

Bueno, pues los organigramas una mierda pinchada en un palo comparados con el trabajo en red. Y llegamos a lo primero que deben aprenderse: la palabra paradigma. La palabra paradigma es como muchas otras palabras (configuración, sistema de valores, entorno metodológico) que sirven para que unos tipos con corbatas rosas y camisas con sus iniciales le metan unas facturas de aúpa a la empresa y encima haya que darles las gracias. Se llaman consultores y sólo se puede ser de los buenos si tienes apellido compuesto y tu padre llegó a cazar con Franco. Puntúa mucho menos si se quedó sólo en el Marqués de Villaverde.

Ni puta falta que hace saber qué es un paradigma, sólo se necesita saber que cambian. Y poner una voz ahuecada y resonante al decirlo: "el paradigma ha cambiado". Y cara de estar cagando piedras, fundamental. Por ejemplo, ahora su Departamento (esa gente molesta que tiene a su alrededor) ha dejado de serlo para convertirse en una Comunidad. De vecinos, no, virtual, comunidad virtual.

En lugar de las estructuras jerárquicas (el jefe es el que manda y esas cosas), ahora somos un equipo. En vez de relaciones de poder, ahora somos una asociación entre iguales. Si antes cada uno tenía que hacer su trabajo y a callar, ahora somos una comunidad de intereses donde todos aportamos en función de nuestro talento o área de especialización. Su jefe ya no es su jefe, es un miembro más del equipo. Tampoco se le vaya a ocurrir que eso significa que ya no tendrá prerrogativas sobre su sueldo, que se os da la mano y os comeis el brazo gitano.

En el resumen, que te cagas. O para que ustedes lo entiendan, cuando su jefe les convoque a la sala de reuniones -que no sé por qué pero siempre está ocupada y cuando se van los anteriores, huele a tigre- y les enseñe ésto:

entonces, que sepa usted lo siguiente:

- a partir de ese momento, lo suyo es el trabajo en red,
- su jefe ha pasado a ser su amigo pero le seguirá puteando, eso sí, en plan colaborativo y de comunidad,
- usted es uno de esos puntos, es decir, su importancia es exactamente la que es: ninguna; si se quita un punto del dibujo, nada cambia; si le despiden, ¿cree que alguien le echará de menos?,
- el jefe dirá eso de que "todos vamos en el mismo barco" y "somos una comunidad de intereses y aquí nadie es más que nadie".

No le quepa duda: el trabajo en red es otra manera de explotarle, la diferencia es que a los jefes les gusta pensar que usted se ha creído el asunto.

Es como cuando el Director de Residuos Humanos viene los viernes en vaqueros a la oficina. ¿Acaso es usted de los que se creen todavía que eso le va a impedir poner en la calle al que le llegue el turno ese día?

No te jode.

lunes, 10 de diciembre de 2007

Historia de lo Mío - 3

Las cosas hay que hacerlas con orden. Antes de irme a por Moreno, la nueva que llora, tal vez sea mejor saber dónde estoy. Por ejemplo, ¿qué tal una vuelta por el despacho de Alcocer? Más que nada por ver qué se cuentan por allí. Nunca se sabe.

La secretaria de Alcocer –bueno, y de siete más, que tampoco es para darse tantos aires- es una bajita culona con un pelo color naranja payaso de Micolor y las tetas tirando a colgajos y que además cecea si la pones muy nerviosa. Nunca le he caído bien, pero, vamos, que no nos vamos ahora a echar atrás.

- ¿Qué quieres? -simpatía a raudales.
- Pues nada, que estaba de paso por la planta y…
- Tú nunca estás de paso, Hombre Topo.
- Mira que estamos ariscos, Marinieves. Encima de que vengo a verte.
- Ya, ¿y desde cuándo te he interesado yo a ti más que una mierda de perro?
- Joooder, Marinieves
- Ni joder ni hostias

Marinieves está casada, pero de aquella manera. Su marido se dedica a la pesca de altura, y está por casa como mucho un par de meses al año. Al principio, la cosa iba de darle mucho al folle, pero creo que a los ciertos años, el tipo sólo iba a recargar la cartilla de ahorro y poco más.

- Al menos no tienen niños –dijo una vez una de la séptima, que ella sí que tiene, y muchos por la de veces que saca el tema.

A mí nunca me ha gustado Marinieves, ni siquiera para eso. Yo no soy de meter la mano en morral ajeno, y menos cuando el tema va con tanto colgajo incorporado. Lo que pasa es que ella, la Marinieves digo, no sé por qué sí ni por qué no, hubo una época que se hizo ilusiones conmigo, que no es que sea yo un varón especialmente longanizo, sino porque le dijeron que yo era de mucho meter –que también hay que ver con la peña las cosas que se cuenta. Y ella, que con el del fletán ya no iba ni venía, pero que en el fondo tampoco le iba a echar de casa, pues se pensó que tal vez sí y tal vez también, se entiende.

Pero la vi de venir y la vi de venir bien lejos, y me quité de en medio y de planta y me puse lo más lejos que pude. No le caigo muy bien desde entonces, que se joda.

La cuestión es que ahora estoy a otro asunto, que no es otro que saber quién coño se ha cargado a Alcocer. Y si para enterarme, tengo que hacerme de vientre corazón, pues no voy a ser yo lo de menos.

- A la gente como tú, ni la menor confianza… Que luego acaban por metértela… -se para en seco, un error de expresión lo tiene cualquiera, aunque jamas ante profesionales de mano rápida como lo es un servidor de ustedes.
- Pues ahora que hablamos de meter…
- ¡Vete a cagar, Hombre Topo!

Me alejo un par de pasos, dirección despacho de Alcocer.

- ¿Dónde te crees que vas? –Marinieves me habrá mandado a cagar, pero no precisamente al despacho de su jefe.
- Tenía que comentarle unos temas a Alcocer
- ¿Qué temas?
- Una cosa.
- Pues como no me digas de qué va, no pasas. Así que tú verás.
- Nos ha enviado un presupuesto sin completar.
- ¡Vaya una novedad! Lo llevamos haciendo así toda la puta vida.
- ¿Sí? Pues, ¿cómo decirte? Se os acabado el rollo. ¿O es que no os habéis leído la nueva normativa de solicitud de gastos de formación?

Nadie se lee ninguna normativa, así que no hay cosa más mejor que hacer mención de una que simplemente no existe. Nunca falla. Y esta vez tampoco.

- No veo qué estamos haciendo mal –ésta es otra de las características del personal, que antes que reconocer que no han hecho algo o que lo han hecho mal, prefieren cambiar de tema.
- Vengo de parte de Álvarez-Ossorio. Tiene un cabreo de campeonato. Ahora, que si quieres seguir cubriéndole las espaldas a Alcocer, allá tú. Yo, con hacer el informe...

Álvarez-Ossorio es el Subdirector General de Administración y Finanzas. Un hijo de puta que disfruta haciendo el mal.

- No está –contesta ella tras pensárselo un poco más de lo necesario, algo que no debes hacer si realmente deseas parecer sincero.
- ¿Quién? –de sobra que lo sé.
- Alcocer, ¡también tú a veces!
- Ah, Alcocer. Sí, claro. Y yo que me lo creo –continúo mi camino y abro la puerta del despacho.

La otra salta detrás de la mesa como poseída.

- Lleva varios días enfermo –insiste tratando de interponerse entre el despacho y mi vista.
- Qué pena. ¿Y cuándo dices que vuelve?
- No lo sé. Llamó hace días. Algo del hígado. Tiene que guardar reposo. Mínimo un par de meses.

El despacho está ordenado, limpito, en silencio. Ejemplar que diría el otro.

- ¿Lo ves? –dice Marinieves como tratando de convencerme de que dentro no queda nada de Alcocer.
- ¿Y con quién veo yo esto ahora?
- Pues no sé, como no sea con Fernández-Agrio…
- ¿El becario ése que no se sabe todavía ni los números del ascensor?
- Dejó de ser becario hace quince años, gilipolla.
- ¿Y aún le tienes que sonar los mocos?

Marinieves se pone en medio y no me deja seguir mirando adentro del despacho.

- Eres un cretino. Lo has sido toda tu puta vida. Sal de aquí ahora mismo.
- ¿Sabes una cosa? –me acerco a ella mucho más de lo que jamás me había llegado a acercar; por cierto, la tía huele a agua de fregar-. Esta noche me voy a hacer dos pajas pensando en ti.

Cierra la puerta. Está temblando.

- Una coza buena que hay ahora: que te puede caer un paquete por lo que acabaz de decirme –contesta sin poder evitar las cés y zetas donde debería haber eses …
- Metida en un yacuzi, con montones de burbujas. Tocándote… Creo que va a ser la hostia. Estoy deseando estar ya en mi casa… -vaya una voz fenómena que me sale, grave, con cuerpo...

Me alejo. Marinieves se ha queda atrás, como paralizada. Supongo que estará dudando entre denunciarme o presentarse esta noche en casa. Tengo solución para ambas posibilidades.

Me pregunto por qué tiene tanto interés en que no vea el despacho de su jefe. Será cuestión de pasarme mañana a primera hora, antes de que empiece a llegar la gente.




N. del A.: para preservar el anonimato, nos vemos obligados a referirnos al Hombre Topo como Hombre Topo. En cualquier caso, si realmente tienen curiosidad por saber de quién se trata, no tienen más que mirar a su alrededor.

martes, 4 de diciembre de 2007

Un adios emocionado

Hace ya casi treinta años que la trajeron. Ahí está, en esa vieja foto, al fondo, como queriendo pasar desapercibida. ¡Cómo pasa el tiempo!





Ayer, por falta de alimento, dejó de existir. Guardaré como un tesoro sus últimas palabras:





Creo que la humanidad debería tomar buena nota de este mensaje. Pero ya se sabe, si ignoraron en su tiempo a la Vírgen de Fátima y nos vino el comunismo, ¿qué no harán ahora con mi amada impresora matricial?


Nunca te olvidaré.

lunes, 3 de diciembre de 2007

Camino al trabajo



Toda esta gente a mi alrededor, ¿en qué andarán pensando? ¿Habrán amanecido también con las sábanas mojadas? Dicen que en el fondo, todos nos parecemos. Yo no lo sé, pero esta mañana he plantado un pino de cinco hectáreas. Ya saben, esas son las pequeñas cosas que le hacen feliz a uno. El lunes mola. Está lleno de mal rollo. Casi puede tocarse de tanto que hay.